Cicatrices.

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¡Hola, hola, hola! No, no estoy desaparecida, pero estoy trabajando duro para poder mejorar la escritura y que ustedes puedan tener mejor material. Tengo varias historias en proceso, además de algo paralelo que ya verán. ¡Estén atentos!

Ahora gente, les cuento, he leído todas sus recomendaciones y las historias que pidieron van a llegar, pero de todos modos, sigan dándome ideas. Todos tenemos derecho a poder leer lo que queremos. 🤗
Además, pasó a contarles, que si tienen ideas que quieran compartir y ver pequeñas historias de Sinbad y Ja’far, siganme en IG, donde todos juntos vamos a poder crear una gran historia. Les dejo aquí el link

https://instagram.com/bluebirdlexie_1?utm_source=ig_profile_share&igshid=h9hh5xmsg9o4

Sin más que agregar, les dejo el capítulo de hoy. ☝🏻

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Cicatrices.

No era la primera vez que Sinbad veía aquel gesto por parte de Ja’far, pero si era la primera que sentía curiosidad por ello, y presta verdadera atención a la repentina timidez que mostraba el joven visir.

El general, ya a sus veintidós años, usaba su túnica de Sindria diariamente, la misma alcanzaba los suelos y se arrastraba al caminar; pero Sinbad no observaba eso. Si no el gesto extraño que realizaba Ja’far cuando parecía incómodo.

Algo inquietaba a Ja'far, sus hombros se veían rígidos, la sonrisa en su expresión no era la misma afable de siempre, se notaba como una de las comisuras de sus labios estaba en dirección al cielo, tan tensa como si alguien estuviera jalando de ella y le arrancara cualquier toque de naturalidad.

Para Sinbad era fácil leer al albino, después de todo, hacía ya más de una década que se conocían y dentro de poco tiempo, se cumplirían dos años de su romance. Sí, Sinbad tendría que recordar no hacer una fiesta que molestara a su compañero y asegurarse de que este saliera de su despacho a la hora de la hora.

—Por favor, incluso la mayoría de los sirvientes irán a casa, creo que lo mínimo que nos merecemos es un día libre, Ja'far—Sinbad escuchó a Sharkkan hablar, los generales estaban compartiendo la gran mesa en aquel momento, debido a una reunión mensual, donde discutían asuntos importantes y otros no tanto. —¡Masrur está de acuerdo conmigo! —El Fanalis ni siquiera se inmuto ante la mención de su nombre, continuó mirando los papeles en su mano con cero expresión en su faz.

—Eso lo dudo, espadachín degenerado. —Yamuraiha se unió a la discusión, pronto una guerra de miradas y gritos comenzó entre el príncipe exiliado y la maga.

—¡Suficiente ustedes dos! —Ja’far habló, con su voz resonando con cierto mal humor. —Bien. Supongo que no hará daño una fiesta en las piscinas. ¡Pero nada de cosas extrañas! Solo nosotros. —Exigió. Los pocos sirvientes que se quedarían para aquella celebración, Aladdin, Morgiana, Alibaba, los hijos de Hinahoho, en definitiva no eran demasiadas personas, no había forma de que se saliera de control.

Sinbad, sin embargo, no pasó desapercibido el hecho de que, el albino se veía nervioso, preocupado, tal vez.

—¡Sin! ¿Estas prestando atención? —El rugido de su pareja lo trajo a la realidad, Sinbad parpadeó un par de veces.

—¿Sí? —Preguntó estúpidamente, antes de mirar  a Ja'far con el matiz inocente brillando en sus pupilas, como si jamás en su vida hubiera roto absolutamente nada. Fue capaz de ver el resplandor asesino en las gemas esmeraldas de su chico. —¿Qué decías sobre el comercio?

Ja’far lució satisfecho ante aquello y la conversación simplemente, se dejó ir.

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Cuentos de un amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora