Sin ti.

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-¡Vamos, se nos hará tarde! –Gritó un eufórico chico de frondosa barba mientras miraba al chico que se encontraba de espaldas a él.

-Calma, ya casi estoy –Le respondió quitándole importancia, como si no importará para nada que hoy anunciarían el avisto más importante de su vida ante todos, claro, estaba nervioso, pero no quería incomodar a la persona que se encontraba junto a él con sus nervios,  él ya se encontraba lo suficientemente ansioso, nervioso, con ganas de vomitar hasta los ovarios que no tenía.

-Ya vamos, no podemos llegar tarde –Dijo casi a gritos el chico contrario mientras se acercaba.

-Abraham, cálmate –

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Se encontraban en uno de los restaurantes más caros de toda la zona, hoy anunciarían que su relación iría más allá de un juego de niños y por fin se casarían.

Luego de dar el discurso casi monótono pero lleno de sentimientos que por más que lo intentarán no podría olvidar jamás, o eso creía Abraham.

-Felicidades, Abraham –Dijo un chico visco con anteojos más grandes que su rostro mientras se acercaba a él.

-Muchas gracias, Mangel –Le dedico una tierna sonrisa a su mejor amigo mientras era estrechado entre sus brazos.

-¡Hey, no te olvides de mí he! –Dijo un castaño acercándose con una sonrisa radiante en su rostro.

-¿Cómo me olvidaré de ti, Samuel? Sí eres el tío más genial que he conocido –Dijo mirando al castaño mientras se soltaba de los brazos de Mangel para ser acorralado nuevamente.

Mangel… Cómo ya creo que han adivinado, es el mismo Mangel que se encuentra en una dimensión alterna, al igual que Samuel, están juntos, pero ellos no recuerdan su antigua amistad.

Guillermo y Rubén, también se encontraban en ese lugar, pero estos no se conocían, nunca habían cruzado palabra, pero ambos se acercaron a saludar, Rubén por cortesía y Guillermo por que esté era su mejor amigo de la infancia.

-Felicidades, Alex –

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Se habían cumplido ya dos años desde que estaban juntos, a principio era una relación a distancia pero su amor cruzo barreras, se llevaron a casi toda su familia en contra, pero poco les importo, porque estaban juntos.

-Mangel, me haces muy feliz –Dijo un rubio mientras se cubría con las sábanas para seguidamente acostarse en el pecho de Mangel.

-Tú también me haces muy feliz, te amo –Dijo con una inmensa ternura mientras lo miraba a los ojos y confirmaba que todo lo que habían tenido que pasar para estar juntos, valió la pena.

-Así que Abraham y Alex se casaran, espero que sean muy felices –Dijo esbozando una sonrisa cálida en su rostro mientras miraba a la persona la cual le dedicaría toda su vida, por la cual moriría si es necesario.

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Amor a la muerte - Wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora