Para Carlos, Mateo y hasta la directora, una fiesta es imperdible, y ahí me encontraba yo, a la una de la mañana, sentado.
Mirando a mis compañeros siendo el centro de atención en aquella fiesta, ya medio ebrios. De pronto sentí una mano sobre mi hombro, me giré y me encontré con aquel chico.
-Hey. Así que tú eres Aristóteles.
-Así es. Mucho gusto.
-Igual. Soy Diego. Cantas muy bien. Temo se veía algo impresionado. No sé si era porque no esperaba ese gran talento o porque algo en ti pudo haberle latido.
-Pues gracias... La verdad no creo que él haya visto algo más en mí. Debo irme.
-Pero tus amigos y tu... Bueno, la señora, todavía siguen ambientados. Quédate.
-Diego, mi Papancho te estaba buscando.
-Debo ir. Nos vemos, Aristóteles.
-Adiós.
-Bueno, Bueno. Neta no esperaba que tuvieras esa voz, honestamente. Eres talentoso. Me dijo sonriendo.
-Gracias. Oye...
-Dime.
-¿Le gustas a Diego?
-¿Por qué lo dices?
-Por la forma en que te mira...
-Jamás se lo he preguntado, pero de ser así no me gustaría tener que decirle que no puedo corresponderle.
-Eso es triste. Debo irme, cuando mis amigos y la directora San Román pregunten por mí, ¿puedes decirles que me fui en un taxi?
-Claro, pero mejor permíteme llevarte.
-¡No! ¿Cómo crees?
-Vamos, Diego y yo podemos llevarte a tu escuela.
-Bueno. Sólo porque de verdad necesito irme. Vamos.
Y así fue, Diego, Cuauhtémoc y yo íbamos en la camioneta de los López.
La música estaba en un nivel moderado, lo cuál agradecí, porque ya estaba un poco aburrido de escuchar música a todo volumen.
-Ya llegamos.
-Muchas gracias, chicos. Espero que haya sido de su agrado mi presentación. Pásenla bien.
Me bajé de la camioneta y ellos se despidieron de mí amablemente.
(...)
Ya pasó una semana desde aquella fiesta, todo ha estado como cuando comenzó, excepto una cosa.
El hecho de no poder dejar en paz ese recuerdo del momento en que Cuauhtémoc y yo estrechamos nuestras manos. Ese era uno de los momentos.
El segundo fue esa pregunta que le hice.
-¿Le gustas a Diego?
-¿Por qué lo dices?
-Por la forma en que te mira...
-Jamás se lo he preguntado, pero de ser así no me gustaría tener que decirle que no puedo corresponderle.
¿Será que Cuauhtémoc es hetero?
No lo sé, y espero no querer saberlo, ya he pensado bastante en ese día y sólo me estoy preocupando por algo que no tiene caso. Quizá nunca vuelva a ver a Cuauhtémoc y solo estoy haciéndome más difícil la estancia aquí.
-Aristeo.
-¿Por qué me llamas así?
-Es un ligero cambio. Sólo quería que me esperaras para caminar juntos a clase de pintura.
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10 Roses 🌹 Aristemo
Teen FictionLuego de la muerte de doña Imelda, los Córcega comienzan un distanciamiento entre todos. Aristóteles, quién salió del closet, fue aceptado por toda la familia, fue un evento que unió a la familia un poco, pero todos creían que el joven ya era demasi...