45. Reencuentro

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Pasó demasiado tiempo, yo sabía que Mimi era feliz en China y bailando, pero estar tantos meses separadas me hizo mucho daño. Quizás no deberíamos haber aguantado tanto tiempo, des del primer momento supe que eso no funcionaría cuando Mimi me dijo que se iba a china, a pesar del shock inicial, estuve tan feliz por ella, su carita de ilusión no me dejo otra. Pero cuando llegó el momento de despedirnos estuve horas llorando desconsoladamente. Mis amigas trataron de animarme diciendo que nos podríamos ver por Skype, pero para mí eso no era suficiente y sabía que ese viaje le iba a cambiar la vida a Mimi, y a mí, también, y por ende todo eso cambiaría nuestra relación. Las primeras semanas no fueron tan duras como me imaginé nos hablábamos a todas horas, pero una vez hubo pasado un mes, ese ritmo de llamadas y mensajes se fue reduciendo. Llegando al punto, ya al final del viaje, de no mandarnos un solo mensaje en una semana. Yo estaba sola, o por lo menos así me sentía, en Madrid y ella no paraba de viajar por China y viviendo una oportunidad increíble, me dolía todo, me dolía verle subir historias en Instagram pasándolo bien y esperaba todas las mañanas a recibir un mensajes suyo, pero nunca llegaba. Me sentía muy pesada ya que al final era yo la única que le hablaba y pensaba que le molestaba, ya no quería mandarle más mensajes para que no se agobiase pero lo pase realmente mal. Cuando ya faltaban pocos días me anime a hablarle y decirle la ilusión que tenía de verla de nuevo. Pero cuando llegó, todo había cambiado.

El ser humano no está acostumbrado a los cambios, los cambios, a la larga, suelen terminar siendo positivos. Pero nunca estamos predispuestos a que estos ocurran. Y eso es lo que ocurrió ese curiosamente caluroso jueves de febrero, valga la casualidad, ese día era San Valentín y justo Mimi estaba de vuelta de su larga estancia en China, estaba muy ilusionada, y tenía mil planes en la cabeza, tendríamos que recuperar todo el tiempo perdido, no sé porque fui muy inocente al pensar que a partir de ese día todo volvería a la normalidad. Me desperté muy temprano, aunque el avión de Mimi fuese a aterrar a las 15h en el aeropuerto, a las 11 de la mañana yo ya estaba allí, porque, oye, nunca se sabe ¿no? Estaba súper emocionada, no os negaré que me probé más de una decena de outfits antes de salir con el definitivo. La espera se me hizo eterna, aproveché para recorrerme todas y cada una de las tiendas que había en la terminal. Me provee de unos bombones, bueno, los bombones de Mimi, eran sus favoritos. Descubrí que le gustaban esos porque en su casa siempre habían, y aunque decía que intentaba comer sano, todos sabíamos que se comía un par cada noche. Desde que estábamos juntas yo me encargaba que siempre hubiese esa caja de bombones en su cocina, y esta vez, no iba a ser menos. No exagero si os digo que pasadas las 14h cuando ya estaba en la puerta de salidas y probablemente Mimi no iba a salir por allí hasta dentro de 2h todo el mundo me miraba, iba cargada con los bombones, un ramo gigante de girasoles, porque, aunque me había dicho mil veces que le gustaban más las rosas rojas a mí me parecían que los girasoles hacían más para ella, ya que la veía reflejada en ellos. Esa sonrisa, esa carita redondita, ese rayo de luz en mi vida... Sabía que iba a morir de vergüenza cuando me viera con todo eso, pero me daba igual, ya estaba acostumbrada a que hiciera ese tipo de locuras por amor. Al poco tiempo llego Ricky, cargado con un ramo de rosas, cuando nos vimos en aquel panorama los dos estallamos a reír como si no hubiera un mañana:

- Coño Ana! Tanta flor como vamos a meter eso en casa, va a parecer un velatorio

- Ala Ricky! Como eres, ¿te gustan? – dije enseñándole el ramo más detalladamente y como pude – y mira, también tengo esto – dije mientras le enseñaba la caja enorme de bombones muy ilusionada

- Anita... - Ricky se abalanzó sobre mí y nos fundimos en un cómplice abrazo. Sin duda nos habíamos hecho mucho apoyo esos meses. Él era su mejor amigo y yo su novia, y compartir mis penas con él y que él me dijera lo mucho que la echaba de menos me hacía el camino menos duro. Habíamos llorado juntos infinidad de veces en los últimos meses, habíamos llorado hasta reír, lo habíamos compartido TODO y ahora ya por fin veíamos la luz al final del túnel, esa luz era esa sonrisa eterna, esa melena larga y rubia, esos ojos verdes que lo iluminaban todo. Más pronto de lo que quisimos darnos cuenta, en la pantalla del aeropuerto apareció: VY4826 China LANDED. Ahora ya teníamos los nervios a flor de piel y nos comíamos uno a otro. Y de repente se abrió la puerta que se había abierto infinitas veces ese mediodía y apareció...

Allí la vi, esa eterna sonrisa, esos ojos, esa melena.... Era ella

Me balance sobre ella dejando caer la caja de bombones y chafando el ramo de flores entre nuestros pechos. No pude calcular cuánto duró ese abrazo, pero para mí, durará toda la vida.

- Te quiero te quiero te quiero mucho – Mimi no podía parar de llorar y yo, tampoco.

- No sabes lo mucho que te he echado de menos – nos separamos un poco para podernos vernos las caras, llorando ambas de felicidad.

- Que guapa estas mi amor – y nos besamos, más apasionadamente que nunca - ¿Y Ricky? – Ricky se había quedado a unos metros esperando a que termináramos de achucharnos para que pudiese proceder él. Nos giramos y allí lo vimos, Mimi fue corriendo hacia él y allí fui yo quien se quedó observando tal bonita estampa.

💜💜💜

Las dos llevábamos horas anhelando ese momento, después de meses de abstinencia parecía que no pudiésemos aguantar ni un segundo más. Mimi cerró la puerta de su habitación y se apoyó en ella.

- No sabes el tiempo que llevo esperando este momento - dijo mirándome a los ojos mientras se mordí al labio. Con un ligero empujón me hizo caer en su colchón, eso no llegaba a cama, no había sabanas ni cojines, era un simple colchón, pero en ese momento cualquier cosa nos servía. Apresuradamente nos quitamos la ropa, yo como pude, ya que estaba nerviosísima, no era ni por asomo nuestra primera vez, pero estaba más nerviosa que si lo fuera. Mimi me agarró sus manos con mis manos y nuestros dedos se entrelazaron fuertemente. Nos besamos. Nos besamos mucho y muy fuerte. Fue eterno, o por lo menos lo suficientemente largo para que pasara a cámara rápida toda nuestra historia, lo malo y lo bueno, aunque se veía todo bonito, todo había sido bonito des de que vi esa melena rubia por primera vez. Cuando me quise dar cuenta las manos de Mimi estaban en mi cabeza, entonces abrí los ojos y la agarré fuerte, deseando que permaneciera a mi lado, siempre. Poco a poco sus manos fueron bajando por mi cuerpo, mientras ambas jadeábamos apasionadamente, primero mi cabeza, hasta que las yemas de sus dedos encontraron mis mejillas, mis labios, mi cuello...

Fue el mejor polvo de mi vida, el mejor y más apasionado que Mimi y yo tuvimos, lo que yo no esperaba es que fuera el último.

Todo el tiempo del mundo | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora