Capítulo 5

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Con este capítulo estamos al día, una vez el autor original actualice yo os traeré el capitulo lo mas pronto posible. Mientras tanto empezaré con otro fic "Catradora" o me iré con algunos "Violentine" (Mi nueva OTP) aun no lo tengo decidido. Espero que os este gustando esta historia porque a mi me esta encantando. Podéis seguirme si queréis en Twitter (LightDark01) para estar al tanto de lo que leo, de como llevo las traducciones o de si me digno en seguir con "¿Que es eso que siento por ti" (Lo prometo, estoy con el capitulo 10 xD)

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La noche siguiente, Adora entra en su habitación y encuentra a Catra ya acostada sobre su cama, con los brazos extendidos lánguidamente detrás de su cabeza. Se ve cómoda, acurrucada en las sábanas. Un poco demasiado cómoda, piensa Adora, considerando que está en lo que se supone que es el dormitorio de su enemiga número uno.

"¿Otra vez aquí?" pregunta Adora. Con cuidado, se acerca y se coloca junto a la cama, quitándose el jersey y colocándolo en una silla cercana.

Puede sentir los ojos de Catra siguiendo cada uno de sus movimientos y, de repente, se siente incómoda. Dios, está tan molesta. Se suponía que esto nunca iba a pasar - su mejor amiga, a quien conoce desde sus primeros recuerdos, no puede hacerla sentir así.

Sin estar segura de qué hacer, se encuentra deambulando por el lugar, porque ¿Cuál es el protocolo aquí? Es su cama, pero Catra está justo ahí, y si se sube significaría que quiere seguirle el juego.

Pero la otra chica la besó anoche. A la luz de eso, compartir la cama no hace daño a nadie, ¿Verdad?

"¿Dónde más podría estar?" pregunta Catra finalmente.

¿En la Horda, tal vez? ¿Con tu estúpido jefe que me quiere muerta?

Adora resopla, pero su mirada permanece fija contra la pared. Ella sabe que hay un borde de tensión en su mandíbula, pero no puede aflojar. Curiosamente, para añadir más problemas a su ya miserable vida, una pequeña parte de ella tiene que fingir que su corazón no ha estado a punto de reventarle el pecho, porque Catra podría haber dicho la cosa más linda que jamás haya oído. Ella agacha la cabeza para ocultar su rubor, pero la sonrisa que Catra le envía le dice que no ha tenido éxito.

La mandíbula vuelve a apretarse. "Genial. Genial."

"¿Qué haces ahí de pie?" Catra respira un poco y palmea el espacio vacío a su lado. "Ven aquí".

Adora simplemente va.

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"No puedes hablar en serio", dice Catra a la noche siguiente, posada en el alféizar de la ventana de Adora.

"¡Yo siempre lo soy!" Adora se ríe.

Eso la hace ver aburrida. "Kyle y Rogelio no están saliendo."

"¡Son almas gemelas!"

"Me niego a creerlo."

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La próxima vez que Catra pasa por aquí, besa a Adora a fondo y de forma caótica antes de enfrentarse a la tarea de dormir.

"Estoy tan sobrecargada de trabajo", se queja Catra.

Adora trata de no mirar fijamente, trata de no quedar atrapada en lo perfecta que se ve Catra en las sábanas rosas arrugadas de Adora. Han pasado cuatro días desde la última vez que se vieron, y sus dedos le arden por tocar. Algo en su expresión debe delatarla porque, cuando Catra se retuerce para acostarse de espaldas - el pelo recogido en la almohada en un enredo, la camisa un poco subida con el movimiento - ella sonríe de una manera absolutamente devastadora.

El aire que respiramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora