Después del amanecer

Epilogo

—Pasajeros del vuelo 315, le informamos que el avión está por despegar.

Draco y Hermione recogieron sus maletas de mano y se levantaron de su asiento.

—¡Draco! ¡Hermione! —Harry llegó corriendo sujetando la mano de Ginny.

La pareja lo miró incrédulo.

—Harry, nuestro avión está por irse—le dijo Hermione.

—Lo sé, lo sé—intentaba recuperar la respiración—es sólo que, quería agradecerle a Draco lo que hizo por mí.

—No lo hice por ti—respondió el rubio, abrazando a Hermione y dirigiéndose a la puerta de abordaje—lo hice por nosotros. Mira Harry, tú eres el mejor amigo de Hermione y ella te adora, yo te tengo cierto aprecio y estoy feliz de que seamos socios. Pero ella y yo, estamos casados ahora, necesitamos nuestro espacio, así que confiamos en ti Ginny para que nos ayudes a estar solos al menos en nuestra Luna de miel.

—Adiós Harry—le dijo Hermione y le dio un beso en la mejilla—cuídalo Ginny, por favor.

Harry y Ginny vieron como Draco y Hermione entregaban sus pases de abordar. Y después se miraron.

—¿Sabes? El día que te conocí, Draco se enfermó y yo tuve que ir a un concierto horrible con Hermione—le dio un beso en la nariz—pero tengo que admitir que fue la mejor noche de mi vida.

Ginny le besó los labios.

—Vamos, Harry—le dio la mano—comencemos a conocernos.

Y después de devolverle el beso, se encaminaron a la ciudad, ahora ya tendrían días, meses e incluso años para conocerse de verdad.