CAPÍTULO 4: LOS HERMANOS SABAKU NO

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Sakura
Una vez más papá llegó tarde en la mañana, me saludó en un susurro e hizo un ademán de silencio llevando su dedo indice a su boca para luego seguir evitando hacer algún ruido hasta el segundo piso.

¿No quería que nadie se diera cuenta su llegada?, ¿pero de quien se ocultaba? Aquí sólo estaba yo.

Lave el baso en el que había bebido leche y fui hasta una ventana en la sala, hize a un lado la cortina negra y de pronto rayos de sol invadieron la habitación.

Veía maravillada la calle llena de personas caminar de un lado a otro y justo cuando una sonrisa se había formado en mi rostro todo se volvió oscuro, tarde unos segundos en acostumbrarme a la oscuridad y vi a Tokka,
él había sido quien cerró la cortina.

-Deja esas ideas absurdas o tendrás problemas con tu piel- sin más fue a la cocina, admito que me había molestado pero no le iba a reprochar nada, para comenzar nosotros habíamos llegado a su casa, tal vez solo le moleste tener compañía.

-Pero tengo calor aquí- susurre más bien para mi misma.

-Cambia esa ropa- dijo con fastidio desde la habitación continua.

-Pero este tipo es del único que tengo- vi las mangas de la blusa que traía, llegaban hasta mis muñecas.

-Mala suerte-

Decidí ignorar lo ocurrido y fui a la habitación de mis padres, quizá mi madre me ayudara con mi ropa, aunque por la reciente actitud extraña que ambos tenían conmigo esperaba verlos dormir plácidamente, pero, me detuve en seco.

Susurros provenían detrás de su puerta, y por su tono estaban teniendo una pelea.

-No puedes hacer eso- reprochaba mi padre.

-Ese siempre a sido mi ideal y lo sabías desde antes de casarte conmigo-

-Las cosas son diferentes, mira el problema en el que estamos, ahora hasta mi hermano y nuestra hija se pueden ver implicados-

-Tú y Tokka siempre han seguido las leyes que se imponen sobre ustedes, yo no soy así, escucha Kizashi toda mi vida he trabajado en esto por un bien mayor, no planeo detenerme ahora que tengo la victoria asegurada- mi madre sonaba tan molesta como nunca la había escuchado.

-Las cosas marchan bien como están, cada una de las aldeas sabe manejar su futuro no puedes intervenir solo por...- decidí abrir la puerta cuando sentí que las cosas irían a otro nivel entre ellos, sus ojos sorprendidos se posaron sobre mi.

Mi respiración era agitada, creí que iban a golpearse y era terrible pensar que si no hubiera aparecido tal vez así habría sido, mis ojos se llenaron le lágrimas y corrí hasta mi habitación a esconderme bajo las sabanas.

-Amor- no había transcurrido nada y la voz de mi mamá ya me llamaba desde la puerta que estaba abierta, aún así ella no entró, parecía esperar mi aprobación.

No me di cuenta de cuanto me había afectado lo que vi anteriormente hasta que escuché que me encontraba sollozando. Sentí como con lentitud y delicadeza me quitaba la sabana, cubri mi rostro con ambas manos y entonces me abrazó.

-Lamento que vieras eso- susurró para comenzar a acariciar mi cabello.

Quizá mi reacción parecía exagerada, podía ser el hecho de que era la primer pelea de ellos que presenciaba, que antes de esto apenas y conocía la seriedad, el aburrimiento, el sueño, el hambre y otras pocas emociones y ahora parecía encontrarme con muchas más de ellas que jamás imaginé.

Pero no era así, porque seguía siendo una simple niña de cinco años y cualquier niño de esa edad que encontrara a sus padres con una pelea así tendía la misma reacción independientemente de si conocía el mundo exterior o no.

Bajo La LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora