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  Miró la entrada del aula una vez más y suspiró aliviado, viendo como ese castaño no se presentaba a clases aún. No estaba preparado para lidiar otra vez con un chico casi desconocido que llevaba diciéndole cosas raras desde el día anterior. No sabía que tipo de cosas tenía ese chico en mente, apenas el podía reconocerle la cara cuando se lo cruzaba por la calle y el otro posiblemente ya había preparado hasta su boda y quizás luna de miel. Así que le alegraba la desaparición del otro, sentía que iba a ser un buen día.

  Y, oh dios, ojala las cosas pasarán como uno espera, la vida sería demasiado fácil de esa manera. Tan sólo como creyó que nada podía derrumbarlo, la puerta se abrió de golpe, dejando pasar a un chico despeinado, contrastando con lo bien arreglado que estaba su uniforme, junto a una cajita de cartón en sus manos. El profesor de turno le regaño por haber llegado tan tarde, a lo que el hizo caso omiso, sentándose al lado de Chuuya, este se quería morir, estaba rezando para que mantuviese su boca cerrada por un rato mas, pero obviamente, ya no estaba de suerte.

— Heeey, Chuuyaaaaa. — Susurró Dazai, lo suficientemente alto para que el otro le escuchara.

— ¿No te dije ayer que no me hablaras? — Su voz no sonaba molesta, pero su expresión denotaba su fastidio.

— No seas malo, Chuuya, solo quiero pedirte algo. — Fingió entristecerse, ganando la atención del pelirrojo.

— Dímelo rápido y cierra la boca, estamos en clase. — Comenzaba a irritarse, pero tenía que hacer un esfuerzo por no levantar la voz y que el profesor les regañe.

— Por favor, encontremonos a la salida. Quiero darte esto. —Señaló con cuidado a la cajita que tenía debajo del escritorio, aunque era imposible de ver para Chuuya. Este sólo asintió y dejo de hablarle, quería concentrarse más en conseguir una buena calificación en esa materia que en continuar la conversación con un chico cuyo nombre le dificultaba recordar.

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— Parece que Dazai-San realmente está intentando. ¿No te parece bonito? — Un albino junto a su no-mejor amigo observaban de lejos a un castaño alto, apoyarse contra el amplio pasillo que daba a la entrada del colegio, mientras miraba sin expresión alguna a la cajita que sostenía en sus manos.

— Es horrible — Soltó Akutagawa sin vergüenza alguna, viendo con cansancio a la escena a metros de ellos. —, ¿con todo este tiempo que pasaste con Dazai aun no has aprendido nada sobre el?

— ¿De qué hablas? Se ve que realmente le gusta, no veo el problema.

— Ese no es el problema, el problema es como va a comportarse hasta que se le pase. — La expresión del pelinegro pasó a mostrar molestia, recordando pasados enamoramientos pasajeros del castaño y como no le dejaba respirar hasta que lo olvidaba. Atsushi le miró confundido por un momento, pero en cuanto comprendió a lo que se referia le sonrió curioso y le tomó el antebrazo, sorprendiendole y llevándole fuera del establecimiento.

— Sólo vayamos por un helado. — Su voz era calmada, intentando transmitirle eso a mismo a Akutagawa, el cual había entrado en cortocircuito al momento en el que el albino le agarró su brazo.

  Volviendo a Chuuya, este aún se encontraba debatiendo sobre si salir de su salón o no. Por un lado, si no iba, evitaría cualquier tipo de contacto con ese posible acosador y llegaría temprano a casa, por el otro, la curiosidad sobre qué se encontraba en esa caja podía mas con el, además de que no se le ocurría ninguna forma de salir del colegio sin ser visto por el chico alto. Finalmente guardó sus cosas y salió del salón, con una rara sensación de estar ansioso golpeando su pecho. Soltó un gruñido por lo bajo y mientras llegaba a la puerta del establecimiento buscaba algo en el bolsillo de su jean. Se detuvó al ver al castaño esperándole ahí, con esa mencionada caja en las manos. Esta estaba envuelta en una especie de listón de regalo color rojo y era lo suficientemente grande como para que este tuviese que sostenerle con ambas manos. Chuuya le miró de reojo mientras el otro cambió su expresión por completo a una sonrisa, acercándose al pelirrojo.

Enamorando a Chuuya || soukoku ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora