0 1

264 32 25
                                    

Sacó la cartera mirando fijamente a su hijo de 15 años que volteó su vista a otro lado haciéndose el desentendido de la situación. La mujer sacó un fajo de billetes y se lo entregó a una señora más grande que la miraba de forma amenazadora.

—Si veo que su hijo molesta nuevamente a mis muchachos no seré tolerable y utilizaré los puños para defenderlos.

La mamá del joven no respondió debido a que no quería traer problemas en ése PC Bang pero sabía bien que si a su hijo le tocaran un pelo ella sería la encargada de meter a toda esa familia a la cárcel. Sonrió forzosamente y se fue con su hijo del PC Bang, los hijos de la otra señora se burlaron de él, había perdido y sería catalogado como el bueno para nada en aquel PC Bang.

—Que sea la última vez que te veo jugando en aquellos lugares, es más a partir de hoy tienes prohibido jugar videojuegos, por favor ya tienes 15 años.

La joven mujer regañaba al muchacho mientras caminaban hacia la parada del autobús, éste sólo bajó la cabeza mirando sus tenis se sentía avergonzado de ser regañado por su madre en público y deseaba volver a ser un niño para no tener que pasar por esto.

—¿Qué tiene que yo haya cumplido 15? S-sólo es un pasatiempo, no te molesto en absoluto en tu trabajo...

—¡Ése es el problema Yeonjun! A lo único que te has dedicado en tus vacaciones es a gastar mi dinero en PC Bang que no te servirán para nada en el futuro y todavía pones en peligro tu salud dime ¿Dónde queda tu moral? — La estaba haciendo perder la cabeza no obstante el joven escuchaba a su madre aunque le dolieran aquellas palabras— Estás a una semana de entrar a la preparatoria y debes de comportarte como un adolescente de 15 años, pierdes tu tiempo en esas cosas.

La señora suspiró, esperaba una respuesta de su hijo pero éste sólo metió sus manos en el bolsillo y miró a otro lado. Ambos quedando en un incómodo silencio que rompía los lazos de madre e hijo.

—¿No vas a entender, verdad? Sólo espero que algún día tomes mis palabras en serio y verás que tengo razón.

Sin embargo el chico no la escuchó, no quería aceptar esa dura realidad que le estaba diciendo su madre. A él sólo le interesaban los vídeo juegos y tarde o temprano volvería al PC Bang para cobrar venganza de aquellos niños que lo dejaron en ridículo.

Pero el joven debe de crecer...

- - -

Primer año de preparatoria no es a dónde quería entrar Yeonjun, jamás creyó que en un abrir y cerrar de ojos se estuviera convirtiendo en un adolescente porque para él ser adolescente es aburrido y sobre todo insoportable.

Los adolescentes tenían otro tipo de pensamiento, creyéndose superiores a los adultos pensando que pueden tener la absoluta libertad de hacer lo que quieran, demonios no funciona así. Grandes cambios de sustituir los juegos al aire libre por teléfonos, textear y publicar fotos poniéndose encima más de tres filtros porque los adolescentes nada les basta. ¿Y su madre todavía dice que comience a crecer y ser un joven de 15? Maldición no, es un horror ser adolescente y más si tiene que convivir con 45 de ellos en un aula, justo en ése instante.

—Soy Choi Yeonjun, me gustan los videojuegos y jugar con mis hermanas a las escondidas.

Hubo un murmullo dentro del salón, las risas no tardaron en salir. No se sentía apenado, ni le chocaba en absoluto que pensaran lo que ellos quisieran.

—...Y escogí ésta especialidad porque... me llamó más la atención que las demás.

Y se sentó sin dar más explicaciones acerca de él, ni porque le gustaba jugar con sus hermanas mayores porque es cosa suya...

¿Pero entonces por qué sus manos estaban sudando y deseaba que en ése momento la tierra lo tragara?

—Eres raro pero me caes bien.

Estaba frente a él un chico de menor estatura que al parecer apenas se dio cuenta de su existencia, no obstante Yeonjun le sonrió de lado, no sabía que decirle al chico porque seguía en absoluta vergüenza de sí mismo sin entender el porqué.

Lo único que sabía es que tenía un nuevo ''amigo'' con quién hablar.

- - -

—No me gustan las chicas, me gustan los chicos.

La primera respuesta directa del chico llamado Tayeon en la hora de receso, fue lo primero que dijo para romper el silencio con Yeonjun pues éste sentía que el adolescente no lo iba a comprender si le hablaba de los videojuegos o que era el jugador más brillante en Zenn. Tenía que ser cuidadoso con lo que decía, no obstante aquella confesión lo tomó desprevenido.

—Uhm que interesante.

—¿No me vas a criticar o te vas a alejar?

Yeonjun se encogió de hombros.

—Para nada. Eres libre de hablar con quién quieras.

—Creo que no me estás entendiendo...

¿Entender qué exactamente? Sus amigos de la secundaria eran tanto chicos como chicas y aunque algunos preferían no hablarles a las niñas para Yeonjun no había problema, eran libres de hablarles o no. Vaya que confuso es estar con un adolescente.

—¿Ves a ése chico? —Tayeon le señaló hacia los banquitos dónde varios estudiantes recurrirán a descansar, entre ellos un chico de cabello azabache que comía tranquilamente— Siento mariposas en el estómago cuando lo veo, por él entré aquí... es demasiado lindo ¡Él me gusta!

—¡Oh! ¿Comes mariposas? Cuánto talento...

—¡Estás siendo sarcástico! Te digo la verdad, ese chico me gusta y...va en último año. Quiero hablarle pero me da miedo, me vuelvo muy tímido...

Yeonjun arrugó su frente cada vez más confundido por lo que éste adolescente le decía. ¿Por qué tenía miedo de un chico si quiere hablarle? ¿No que prefería estar con amigos que con amigas?

—Bueno... iré hacia allá y le preguntaré si quiere unirse a nosotros.

—¿Q-QUÉ? ¡NO! ¿Te has vuelto loco? ¡Voy a morir!

Tayeon hablaba rápidamente y ocultaba su rostro con sus manos, estaba siendo absolutamente raro para Yeonjun sin embargo le valió lo que le dijo su compañero y fue con el chico cabello azabache.

—¡Oye niño raro vuelve aquí!

Llegó hasta el chico y se sentó a su lado tratando de buscar algo para conversar con él y después decirle que fueran con ellos a desayunar, no obstante sus ideas se habían esfumado. 

Lo observó detenidamente y vio que el chico comía unas galletas, no cualquier galleta que te venden en la esquina eran aquellas galletas oreo que siempre le habían comentado sus amigos pero jamás había probado por la estricta dieta que le tenía controlada su madre. Supo entonces como hablarle a aquel chico.

Aunque sentía que las galletas las había visto en alguna situación... cómo un deja vu.

—Disculpa pero ¿Tienes oreos?

El chico lo había escuchado y lo miró de una manera muy fría que Yeonjun no supo cómo sentirse en aquel momento, el tipo de aire indiferente que el chico tenía hizo que comenzara a dudar si alguna vez lo había visto porque sí, había algo familiar en aquella mirada que lo comenzó a intimidar.

—¿Con qué derecho vienes a pedirme oreos, chico del charco?

Y lo recordó.

¿Tienes Oreos?  [YeonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora