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—YeonJun

Alzó la vista con cierta duda porque nadie en el recreo se acercaba a él. Así que si alguien lo llamaba de seguro era para darle un balonazo en la cara, pero esta vez fue diferente.

—¿Sí?

—Oye niño, acércate.

Y reconoció aquella voz. El chico de mejillas adorables y que siempre traía el ceño fruncido estaba parado frente a él, digamos a una distancia no tan lejana porque no quería ser descubierto hablando con el niño rarito.

—¡Sunbae! — Dio un salto de su asiento y corrió hacía Jimin pero este lo detuvo antes de que se acercara a apretarle nuevamente los cachetes— Me siento aliviado de que venga a visitarme. En mi salón me ven con mala cara y no entiendo porqué.

—Uhm tal vez porque siempre estás bien arreglado, de hecho nadie lleva una corbata tan perfectamente arreglada como la tuya.

—¿En serio?

Y el menor miró la corbata pero no le encontró nada extraordinario o raro por lo que prefirió restarle importancia. Entonces Jimin reaccionó del porque de su visita.

—Bueno niño no tengo mucho tiempo y alégrate que eres de las primeras personas que perdono rápido. Me has dejado bastante curioso de que estés interesado en llamar la atención de Jungkook y ustedes prácticamente son unos desconocidos.

Entonces el chico bajó la vista con una sonrisa de lado sin que Jimin lo percatara.

—¿Y bien?

—No me rendiré, Hyung.

—¿No te rendirás de qué?

—Sabe muy bien a que me refiero.

Jimin se quedó pensando unos minutos, luego de acordarse de que le había robado su uniforme aquel día volvió a soltar un grito eufórico. YeonJun se asustó.

—No deberías de continuar, no por favor.

Hizo un ademán de cortar la relación extraña y, sin previo aviso, lo tomó de los hombros.

—Escucha, te advertí que JungKook no es un...chico que te trate bien a la primera, mucho menos que le hayas hecho algo malo antes.

—Pero fue un accidente y pedí disculp-

El pelirrubio le dio un manotazo en la cabeza provocando que el menor chillara por un momento. "Tiene una mano muy dura" pensó YeonJun asustado.

—¡Cállate! Está hablando tu superior.

—Lo siento.

Intentó hacer reverencia pero su dolor en la nuca le impedía, por lo que bajó un momento la cabeza. Y Jimin rodó los ojos.

—No hay manera de que JungKook te perdone, mis años de experiencia siendo su mejor amigo me respaldan.

—Hyung tiene que haber una probabilidad.

—Ninguna.

—¿Ni aunque le regale un sobre de galletas oreo?

Jimin negó con la cabeza.

—No te las aceptaría por más que le gusten. Es un poquito rencoroso.

YeonJun soltó un suspiro. Las ideas se le acababan y no sabía que hacer ya para que lo perdonara.

—Y si...

Ahora el menor alzó la cabeza mirando a Jimin con una faceta realmente divertida, el mayor quiso retroceder varios pasos; cuál sea que sea la idea que se le pasó a ese cabeza dura de seguro no funcionaría.

¿Tienes Oreos?  [YeonKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora