GOLPE DE ESTADO

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Palacio de Hades. Inframundo griego.

12 de enero del 2020

ARES

Estábamos frente a frente listos para pelear. Entonces, mi tío alzó los brazos y del suelo aparecieron veinte guardias del palacio. Son demonios, engendros de la tierra, son creados con las partes de los cuerpos de soldados muertos en batalla y con el alma más retorcida de todas, algunos, con más extremidades de las habituales y otros, con más de una cabeza armados con espadas y hachas.

– ¿En serio tío? ¿Mandas a tus mascotas a pelear contra mí? Que cobarde –

No hubo respuesta de mi tío, solo una sonrisa macabra.

Después de eso, siete guardias atacaron, pero pocos golpes después todos ellos ya estaban muertos. Luego, otros dos atacaron, uno de ellos intentó clavarme su hacha, pero logré rechazar su ataque y enseguida lo decapité, mientras que con el otro solo bastó con esquivar su golpe y clavarle mi espada en su espalda.

Otro grupo de guardias cargó contra mí a toda velocidad, pero antes de que llegara a mi posición tomé el hacha de aquel guardián que decapité y se la lancé a uno de ellos, el hacha se incrustó en el pecho del guardián lanzándolo contra una pared atravesándola y cayendo al abismo. Acto seguido, los demás frenaron a pocos metros de mi posición.

– ¿Ustedes qué esperan? Vengan y peleen – les dije con un notable cansancio.

En sus caras se notaba el miedo y la desesperación.

– Guardias, retírense. Yo pelearé contra él – ordenó mi tío mientras tomaba posición de batalla.

– Al fin obtuviste algo de valor para enfrentarte a mí –

– Solo quería darte un poco de diversión antes de morir –

Luego de eso cargué contra él, pero logró frenar mi ataque con su orca, esto desencadenó un combate cuerpo a cuerpo muy parejo, yo creía que iba a estar más débil después de la batalla en el Olimpo, es una verdadera sorpresa.

Varios minutos después mi tío logró darme una patada que hizo que saliera expulsado por el balcón cayendo en una pequeña isla en la mitad del río Éstige o río de las almas como lo conocen aquí. De una caverna cercana apareció Cerbero, el perro guardián de tres cabezas y mascota de mi tío. El gran perro tomó una posición de pelea, pero al verme se alegró y se relajó.

Al rato apareció mi tío al lado mío lanzándome un golpe en mis piernas haciéndome caer.

– Ya no te necesito mocoso – me dijo mi tío preparándose para darme el golpe mortal.

Pero justo antes de que mi tío clavara su horca en mi pecho, Cerbero atacó a mi tío lanzándolo contra una roca a la otra orilla del río quedando muy golpeado.

Me levanté y le agradecí a Cerbero por salvarme y con su ayuda crucé el río hacia la posición de mi tío.

– Lo siento tío, pero quiero ganar esta vez – le dije mientras lentamente le clavaba mi espada.

– ¡Alto! – me gritó Perséfone mientras salía de una puerta secreta que conducía al palacio.

– Tú no te metas, esto es entre él y yo –

– Por favor Ares, haré todo lo que quieras, pero por favor no lo mates –

– Ares, por favor, ten piedad de mí – me suplicaba mi tío.

– Bien, pero de ahora en adelante se hace o que yo diga – respondí de mala gana.

En ese momento, un gran número de guardianes aparecieron por la puerta y nos rodearon y colocaron sus armas en posición de ataque.

– Tranquilos, todo está bien. Díganle al resto de las tropas de que Ares tomará el control absoluto del lugar – les ordenaba Perséfone a los guardianes.

Luego de la intervención de Perséfone todos los guardianes bajaron sus armas y se dirigieron a aquella puerta quedándose únicamente un pequeño grupo de seis.

– Muy bien Ares, ya tienes lo que querías, ahora cumple tu parte –

Luego quité mi pie del pecho de mi tío y enfundé mi espada.

– Guardias. Llévense a estos dos al calabozo –

– ¿Qué? Esto no era lo que acordamos – me reclamaba Perséfone mientras dos guardias la sujetaban de los brazos.

– Primita, tu misma dijiste que podía hacer lo que quisiera y eso es lo que hago –

– Te arrepentirás de esto Ares, te lo juro– me decía mientras los guardias se la llevaban.

Ahora yo tengo el poder y por primera vez mi padre y el Concilio conocerán lo que es someterse a alguien "inferior".

BELLO DEORUM. El principio de los malesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora