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[05] Si no te importa, te haré mío [[+15]]

Llegaron a casa de Suk cogidos de las manos.

Algunas semanas antes, Naem Woo había pretexteado que había mucho ajetreo dentro del solitario piso que ocupaba por sólo quinientos wons.
Por tal razón, Lee Suk le ofreció las llaves de su casa los días que fuesen necesarios. Pero, un día, la visión de dos maletas tamaño equipaje confundió a Lee Suk: ¿Acaso pensaba quedarse con el hasta la graduación?

El caso es que accedió.

Al encender el interruptor la tenue luz blanca iluminó la pequeña habitación. La estrecha sala estaba adornada con globos en forma de corazón. Y en el sofá, recostado, un muñeco de felpa con forma de oso, llevaba una postal de amor.

-¡Chachan! ¿Te gusta?
Feliz cumpleaños 18, Lee Suk Oppi. -Emitió Naem Woo, quien había decorado la casa más para un evento romántico que un cumpleaños.-

-Gracias. -Trató de balbucear gentilmente. Sus entrañas gruñían fastidiadas. ¿Hace cuánto no se había sentido feliz ese día? Sí, desde ese incidente fortuito con Gook Mi en la cafetería, echado a perder. Y era el nombre de la chica lo único que daba vueltas en su cabeza.
Gook Mi. Gook Mi. Gook Mi. ¿No resultaba un nombre adorable?

Lee Suk procuró mostrar una sonrisa, pero sus ojos neutrales de emoción no convencieron a Naem Woo en absoluto.

-Mientes. No te gustó. -Y se quedó callado, poniendo cara de niño regañado. Para impresión del cumpleañero, recuperó de un tiro el entusiasmo.-
Pero sé que el regalo sorpresa sí te gustará. -Su voz se oía mucho más madura, seductora.

Se acercó sigiloso y raudo, su silueta frente a la suya.
Rozaba sus labios, espesando su aliento.

Y le besó.

Lee Suk apenas sentía algo sobre su boca. No cerró los ojos ni intento sumegirse en el climax de Naem Woo.

Su expresión era similar a la de un cadáver. Él no podía pensar de una manera seria en el chico besándolo, y aunque tenían un vínculo, no lo considerada nada más allá de otra manera de ser amigos.

Naem Woo desistió de seguir persuadiéndolo.

-Soy gay, pero no me gustan todos los tipos. Me gustas sólo... tú. -Afirmó.-

¿Era eso una declaración?

Colocó las manos sobre la parte inferior del abdomen de Lee Suk, cerca de su ombligo.

-Quiero probarte...
Déjame. -En el momento en que iba a atacar otra vez, Lee Suk retomó el habla.-

-¿No es demasiado masoquista enamorarte tú solo?

-¿Qué...? -Bufó el otro sin otra reacción que la risa.- Empieza a ser cruel después. Tú sabes cómo. -Finalizó en tono sugerente.-

Empezó a retirarse la camisa, con sus dedos largos, dejando ver un atlético cuerpo, delgado pero tonificado.

-¿Qué pretendes, Naem Woo?

-Quiero hacerlo contigo, ¿¡que no es obvio?!

Había también rosas en la mesita, un puñado de rosas rojas. Y un velero con una llama de fuego débil.

-¿Es por qué ahora vuelves a juntarte con mujeres? ¿Quieres revivir tus cicatrices?

-Conmigo puedes ser tan sádico como quieras. Te conocí así, así te quiero.

Lo empujó suavamente al sofá, éste se dejó caer, de espaldas, Naem Woo no se hizo esperar: comenzó a dejar rastros de amor en su cuello y clavículas.

—Ya, para.

—No me importa si no sientes nada.

—Pero a mí sí.

La pubertad es mágica. De ser un flacucho pasé a ser... Un chico delgado promedio.

Yep. Es el maquillaje lo único mágico en realidad. No eres feo, sólo no sabes maquillarte.

Aprendí a maquillarme bien.
Y hacer mi maquillaje de lolita (un estilo japonés que me fascinaba)
A arreglar mi cabello.
A comprar pelucas.
Y pantalones para casa.
Y tela para hacer vestidos.
Y mucho, mucho makeup.
Yo era feliz. Pronto sería el miembro de alguna boy band. Mi pequeño hyung estará orgulloso.

Pero nada es realmente asumible hasta ser un hecho.
Y un día, todo cambió.

-Verte tan desesperado con un cuerpo exigente... Me haces sentir como estar con ellas.

No bien terminaba, Naem Woo salió de la casa dando un portazo.