Capítulo tres.

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Los días habían transcurrido y el clima se había hecho un poco más duro en esas épocas húmedas.

A decir verdad, si estaba algo tenso el exterior pero con un techo, con cariño y amor, nada más se podía pedir a decir verdad.

—Cariño. —Freddie jugaba conmigo, super bello, lindo, precioso;
Nadie más como mi amado.

A los minutos la Rubia volvió a casa como de costumbre.

Parecía como si ella ya viviera en el hogar, pero no.

—¡Querida! Que bueno que vienes, te extrañaba linda.

Y se juntaron las bocas, se acomodaron en el sofá cómodo donde pasaba mis días de ociosa, hablaban y hablaban sin respiros, sin interrupción alguna.

—Hacía ya un tiempo que quería hacer esto.. —Mire como mi amo se arrodillo frente a Mary, y saco la cajita que había comprado ya hacía unos días antes de ese.

La "sensible" Mary sollozaba y se cubría la cara.

Qué simple humana, solo es una caja.. bah~

—Te amo mi amor, eres el amor de mi vida. —Decía Freddie con una sonrisa y aún con la caja, ya abierta en mano.

La Rubia se le abalanzó encima y lo besó, mientras el anillo cayó al suelo, rápido corrí y jugué con la joya.

Pero sin querer, cayó en una ranura del suelo y se atoró ahí.

—¡Delilah!, ¡Que hiciste gatita juguetona!

Upps..~

ℑ'𝔪  𝔇𝔢𝔩𝔦𝔩𝔞𝔥 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora