Capítulo cuatro.

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Freddie está de nuevo fuera.

Al parecer tuvo que volver a salir por trabajo, igual lo extrañaría como lo extraño mucho cuando solo se queda unas horas ausente.

Imagina tener que quedarte con la rubia de Mary, lo vuelvo a decir, no me agrada del todo, tengo intuición pero ala vez no sé por qué.

El punto es que si me trata bien, me respeta y cuida, pero yo quiero a mi querido, lo quiero a él.

—Delilah... Delilah.. ¡La comida!
—Mi razón estaba repleto de la exquisita comida que me fascinaba.

—Meoow.

Recién me acerque me puse a comer relativamente estaba hambrienta.

~~

Los días pasaron y Freddie llamó a casa, hizo que Mary me pusiera el teléfono cercas mientras oía la linda voz de mi amo.

—Cariño, ¿Estas bien?, ¿Todo bien en casa?

Esa consideración no la encuentras en cualquier sitio, ¿A quien ser humano le place llamar solo para poder saber que su minina está bien?

Nadie, solo mi Freddie.

—Volveré hasta tarde linda, no me esperes despierta, besos Querida.

Así de sencillo como lo indica, por su puesto que le hago caso a tal mandato que daba.

No esperaba a que llegara.

...

El sonido de la puerta abrirse se deshizo del silencio del lugar y se escuchó unos pasos tras cerrar la puerta.

—Mi amor... ¿Dónde estás?

¡Si!, ¡¡Era el!! Ya llego.

Mary lo recibió, pero el continuó buscándome, claro, siempre procuraba dar una sorpresa en cada vez que se iba, ya era una tradición para ambos.

—Preciosa, ¿Donde estas cariño?, traje una cosa para ti..

Momentos más tardes, Freddie fue a cenar lo que Mary había hecho, por lo pronto yo igual los acompañaba, pero claro, junto a ellos.

Ambos mayores conversaban de acerca del viaje a donde el dulce Freddie había impartido, cada vez que volvía traía increíbles aventuras, distinta cada vez, pero de cierta forma la rubia prometida  lo sentía extraño, o bueno eso había comentado, yo no había visto o más bien no me había dado cuenta de algo distinto, pero bien.

—Freddie... ¿Estas bien? —Tomaba una taza de té conjuntado de miradas a Freddie.

—Todo está bien Cariño, ¿Por que lo preguntas? —Igualmente que Mary a el, pero en contrario, aún que a decir verdad, en esa ocasión algo de nerviosismo sí abundaba, tampoco no era como que no lo conociera.

—Es que, te noto algo extraño, ¿Estas seguro?

No pensé en más, más que acércame y acariciar las piernas de mi amo.

No quería que se sintiese mal, yo estaría junto a él para siempre..

ℑ'𝔪  𝔇𝔢𝔩𝔦𝔩𝔞𝔥 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora