GAME OVER [Kookmin]

4. I will not let you go

—Quédate.

Jimin pareció reducirse en su mismo lugar, como si hubiera sido una especie de hechizo que lo obligara a cambiar de parecer. El mayor apoyó sus manos sobre el pecho del castaño para apartarse lo suficiente y así poder mirarlo con un claro semblante de incredulidad plasmado en el rostro. Como si estuviera mirando a un completo extraño.

—Pero...— Jungkook le interrumpió.

—Sólo por hoy— Pidió, sosteniéndole la mirada.

Necesitaba pasar ese tiempo con alguien que le reconfortara. Si bien era cierto que en algún momento Jimin le despertó cierto rechazo incontenible -tal vez debido al hecho de que le recordaba tanto a su hermano por alguna extraña razón-, en ese momento, después de todo lo que había pasado entre ambos y a sabiendas de que seguía queriéndolo, si así podía llamársele a eso, a pesar de saber la basura cruel que podía llegar a ser, Jungkook se había doblegado y la percepción sobre Jimin había cambiado tanto que ni siquiera tenía idea de cuál era la actual.

Jimin logró apelar a esa parte de sí que creía muerta, aquella frágil, vulnerable, piadosa que desapareció con todo el odio en el cual su corazón se había enfrascado, impidiéndole aceptar y creer en cualquier otra emoción dirigida a su persona.

Este era un estúpido cliché, en el cual una persona especial de pronto lograba doblegar al bad boy como en aquellas películas de amor juvenil que por tanto tiempo había cuestionado.

—Si tan solo pidieras lo que fuera que desearas de esta misma manera...— Rompió el silencio con una voz dulce, entregándole el secreto para el dominio de su debilidad, así de fácil.

—¿Alguien te dijo alguna vez sobre no hablar con tu enemigo de tus debilidades?— Soltó de manera sarcástica— De hecho, nadie en el mundo debería tener ese conocimiento.

—No eres mi enemigo— Aclaró el rubio de inmediato, sin romper el contacto visual.

Aquella conversación le hizo recordar una ocasión en esa misma habitación, al principio del todo, en la cual le había hecho una pregunta específica que Jimin se negó a responder.

—¿Qué es lo que soy para ti?—No dudó en soltar, ansioso por escuchar la respuesta.

Era la pregunta del siglo. Tenía esa curiosidad que le carcomía por dentro después de todos esos meses sin haber obtenido una respuesta simple. Tal vez ese no había sido el momento indicado para saberlo, podría asegurar que esa información no habría tenido un buen uso de ninguna manera. Seguramente la visión de Jimin sobre Jungkook en ese entonces y el ahora era completamente diferente, al igual que la percepción de Jimin había cambiado para su persona. Pero era un hecho que tenía algo que ver con aquella conversación que estaba pendiente. Todo estaba ligado.

—Esa es una pregunta complicada— Mumuró dudoso el pelinegro. Jungkook tenía en cuenta que siempre era difícil hablar sobre los sentimientos, sobre todo él lo entendía.

—¿Qué tiene de complicado?— Cuestionó con un tono calmo, estudiando la expresión de Jimin con detenimiento, había vulnerabilidad, no era la primera vez que lo leía en su rostro.

—Es que todo depende, yo no sé lo que soy para ti— Su semblante reflejó algo que el menor leyó como miedo y curiosidad. Era consciente de no ser una persona fácil de leer, en varias ocasiones ya había hecho daño a Jimin, entendía que tuviera el temor de escuchar una respuesta. Pero en ese momento Jungkook estaba tan cansado que ni siquiera deseaba lastimarlo, como parte de ese juego enfermizo en el que Jimin ni siquiera sabía que estaba jugando.

—¿Lo que soy para ti depende de lo que tú eres para mi?— Señaló, reacomodando su cabeza en la almohada sobre la que se encontraba, mientras sus brazos continuaban rodeado el cuerpo ajeno, en un agarre menos estrecho.