Resurrección

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Caminé sin detenerme, cargando a Desty en mi espalda durante horas, hasta ver salir el amanecer a medida que avanzaba, pero, no con eso me veía cansado, todo lo contrario, iba muy determinado hacia el reino más cercano el cual era el reino de Anger.

La lluvia había cesado, y podía ver ese lugar ante mi, no sabia realmente si ellos habían atacado, pero era gracias a su estúpida guerra que fue atacado el lugar donde vivía y por culpa de dicha guerra también murió de forma innecesaria la persona que más amaba, por lo cual, iba a enfrentar a quienes se cruzarán en mi camino.

Los One tenemos grandes habilidades de combate, si antes fui derribado y noqueado fue porque me tomaron por sorpresa, y claro, me superaban en número, y obviamente al ir a por el reino me iban a superar igualmente, a pesar de todo yo no quería matar a nadie, iba más que nada a morir, pero luchando, por lo que perdí.

El reino estaba frente a mi, o bueno, lo que podía alcanzar a ver, ya que dicho lugar estaba muy bien protegido por grandes muros, en definitiva no iba a poder pasar de la entrada, pero debía intentarlo.

Varios caballeros en imponentes armaduras avanzaban orgullosos sobre sus caballos hacia mi, y en definitiva, no parecían contentos con la presencia de un extraño que cargaba un cuerpo.

–¡Oye chico! Será mejor que te identifiques ahora, normalmente te echaríamos sin pensarlo 2 veces pero parece que traes a alguien más contigo

–Señor, mire bien, esa chica que lleva a sus espaldas está muerta

–¿Eh?...¡Es verdad! Atrapen a ese muchacho, debe ser un criminal

–¡Ya oíste chico! Entrégate ahora, si te resistes no dudaremos en usar la fuerza

Pero yo solo los miraba…veía sus armas, veía que eran muchos, y que habían muchos más cerca de los muros, seguramente arqueros y más caballeros por y detrás de los dichosos muros…si, aquí era el final de la línea. De la línea de cordura, ya que una vez me dijeron que me detuviese, coloque con cuidado el cuerpo de Desty en el suelo, la mire por unos momentos…su belleza no se la quitaba ni la misma muerte, pero, ya no podía pensar en eso más, aunque conservaría su nombre rondando en mi cabeza todo el tiempo que estuviese vivo, y sin nada que decir, me incorpore, cerré mis puños, y dirigí una mirada de gran desprecio hacia quienes estaban frente a mi.

Empezaba a desprender una ligera aura blanca alrededor de mis puños, no era mucho, yo no era alguien que se involucrará en peleas, por lo cual, iba a tener que usar mi escaso pero a veces sobresaliente instinto.

Corrí directamente hacia ellos, sin armas, sin escudos, sin armadura, solo iba a mano limpia sin esperar milagros o más desgracias que mi posible muerte ante la posición en la que me encontraba, pero, por lo visto tuve un buen inicio, ya que mi velocidad llegó a tomar un poco por sorpresa a esos caballeros, debía concentrarme, si quería prolongar esa peculiar venganza suicida.

–Pero qu-

Sin dejar terminar a el caballero que dirigía a el grupo entero, que constaba de unos 5 hombres, lo derribe al saltar a mayor altura de la que él se encontraba por su caballo, dándole un potente puñetazo al casco, en la cabeza, haciendo que el sujeto terminará en el suelo y su fiel corcel retrocediera
Parece que en definitiva podía dar algo de combate.

–¡Atrápenlo!

Fue lo único que logré escuchar, dirigiendo mi mirada hacia los demás caballeros que bajaban de sus caballos, avanzando sin dudar y con buen paso sosteniendo sus armas hacia mí, pero aún así no iba a retroceder.

Sin Destino No Hay SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora