Mateo
Maratón 1/3
Escuché la puerta abrirse y ví como apareció mí mamá junto con mí hermano haciendo que Milana se de la vuelta para mirar.
Sonrió ampliamente al ver a mí hermano acercarse hasta nosotros, cosa que nunca había visto y si ya era hermosa histérica imagínense sonriendo.
—Hola—saludó el menor mirando a Milana con una sonrisa y se acercó a ella para depositar un beso en su cachete—¿Como te llamas?
—¡Ay me muero! ¡Tenés un hermano!—chilló exaltada y miró a Emi sonriendo—Milana, ¿y vos cómo te llamas lindo?
—Emilio—solté desganado mientras rodaba los ojos consiguiendo que la castaña me mirase con un semblante serio.
—Que saltas si no hay charquito—habló haciendo montoncito con la mano—Le pregunté a él no a vos, metido.
Esto me hizo reír un poco al igual que a mí hermano, que al parecer tenía una risa contagiosa porque hizo que la castaña también se riera.
—¡Ay qué lindo que sos!—exclamó con una sonrisa bien ensanchada—¿Me das un abrazo?
Mí hermano asintió y se acercó a la castaña para pasar sus brazos por su cuello, vi como la ojiverde lo apretaba con fuerza y sonreía.
Los miré detenidamente y no pude evitar sentir celos por parte de mí hermano, en menos de cinco minutos ya había conseguido que Milana lo abrazara y yo que la conocía desde hace como tres años solamente había recibido mil puteadas por su parte.
Tosí un poco haciendo que se separen y que ella me mirase con el ceño fruncido.
—Hola—saludó la voz de mi progenitora detrás de nosotros—¿A quien trajiste Mateo?
La castaña se dio la vuelta para mirarla y sonreírle, acto seguido se levantó y se acercó para darle un sonoro beso en la mejilla.
—Hola, un gusto. Milana, una compañera de la escuela—aportó la ojiverde y mí mamá la miró sonriendo para después centrar la vista en mí.
—¿Ella es la chica de la que estaban hablando con Manuel el otro día?—preguntó mí progenitora y rápidamente la castaña se giró para a mirarme con una sonrisa divertida, y como si hubiera sido a propósito sentí mis mejillas arder.
—No mamá, escuchaste mal. Era Milena—solté cuando me tranquilice un poco, está asintió sarcásticamente.
—¿Te quedas a comer linda? Voy a preparar un par de pizzas y....
—¡Tenés que probarlas Mila!—gritó mí hermano y ella lo miró con ternura—¡Están re buenas!
Yo quiero que me mires así Milana...
—¿No molesto?—cuestionó ella mirando a mí mamá mientras abrazaba a Emilio.
—Pero por favor linda, yo no tengo problema en conocer a la que va a ser mí nuera—soltó la mayor haciendo reír a la castaña y a mí abrir los ojos de par en par.
—¡Mamá!
—¿Que? ¿Me vas a decir que no te gusta si es hermosa?—interrogó causando que Milana se pusiera colorada.
Negué soltando un suspiro y me levanté de la mesa para irme de allí, sabía que si seguía ahí mí mamá me iba a hacer pasar más vergüenza que nunca.
Fui hasta mí pieza y me tiré en la cama tapandome la cara con la almohada, escuché como tocaron la puerta y me giré un poco para ver quién era, Milana.
—¿Podemos hablar?
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Holaaa