Después de terminar toda la tarea y algunos trabajos que teníamos a medias, comimos las pizzas que habíamos encargado con Milana.
—¿Me dejas probar?—pregunté observando la pizza de queso con bacon y cebolla que había pedido, está alzó la vista y con la porción aún en la boca, negó—Daleee.
Me hizo una seña para que esperara a que terminase de tragar el trozo de pizza, cosa que me hizo reír.
—No, ahora te la bancas por haberte pedido la de ananá—contestó dándole otra mordida a su porción.
Le hice un mini puchero y agite mis pestañas para convencerla o por lo menos intentarlo, pero fue en vano porque está me sacó el dedo del medio con una sonrisa.
—Te odio—hablé repitiendo su gesto de sacarle el dedo y antes de que pudiera contestarme alguna puteada por la cara que hizo, me avivé—Mentira, te amo.
—Que me digas cosas lindas no van a hacer que te de pizza tonto—acoto la castaña para después sacarme la lengua como una nena chiquita haciéndome reír.
—Sos mala...—dije y está se rió—¡Eu, mirá!—exclame señalando para un lugar de mí habitación causando que ella se girase para mirar, momento que aproveche para agarrar una porción de su pizza y llevarmela a la boca.
Segundos después se giró y me miró con un semblante serio haciéndome saber que realmente estaba enojada por la acción que había hecho.
—¡Mateo!—se quejó y se dio en las piernas indignada—Que pendejo de mierda loco.
Me acerque un poco a ella para abrir la boca y mostrarle toda la comida masticada ganándome un empujón por su parte.
—Sos un asqueroso—aportó con una mueca—Ahora métete las dos pizzas por el orto, no como más.
Y ni bien dijo eso, cruzada de brazos se levantó. Tragué rápido y la agarré de la mano para tironear de ella y tirarla arriba mío.
—Salí muerto de hambre—acoto molesta dando manotazos en el aire haciendome reír.
—Sos una enojona—hablé con una sonrisa y pase mis manos por su cintura para abrazarla.
Me sacó las manos con asco pero volví a enredarlas alrededor de su cintura y la tire contra mí.
—Dale tonta, solo fue una porción—susurré en su oído, ella bufo e intento salir nuevamente de mí agarre—No te voy a soltar hasta que dejes de estar enojada.
—Soltame porque te invocó una piña Mateo—escupió y aunque sabía que era capaz de hacerlo no la solté en ningún momento—Dale estúpido.
—Ya te dije que tenés que hacer para que te suelte—acoté encogiéndome de hombros y cerrando los ojos con altanería.
De un momento para el otro sentí como algo impacto en mí mejilla haciéndome abrir los ojos y ver cómo se reía mientras yo sacaba una de mis manos de su cintura para dirigirla a mí cachete, el cual ardía por el impacto de la mano de Milana.
—Yo te dije...—solto está riendo y alargando las palabras, junte la cejas e hice boca de pato.
—Ahora cerrá los ojos vos—pedí y está me miró con el ceño fruncido para después negar—Dale tonta, no te voy a hacer nada.
Después de joderla por un rato, accedió y cerró los ojos. Sonreí divertido y agarre su cara con mis manos haciendo que de un saltito por el susto y causando mí risa.
Nuestras respiraciones chocaban y nuestras narices se rozaban, su semblante se había relajado y estaba tranquilo dándome más confianza. Un simple movimiento haría unir nuestros labios, hasta que...
—¡Mateo!—llamo mí hermano menor.
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parece que estos dos nunca van a chapar (?)