Capítulo 5

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Han pasado dos días  desde la llegada de Adrián y su prometida al  rancho El Amanecer. Y hoy es la llegada de la señora Carmela y  Adrián esta eufórico por la llegada de su amada madre.

-¿Todo esta listo?- le pregunto a María Jimena que ha estado muy pendiente de todas las  necesidades  de Adrián. No quiere que la cercanía de Adrián y Lorena entorpezcan sus planes.

-Si mi amor- dijo ella son una sonrisa y mostrándose feliz de ayudarlo.

-Gracias, Jime- Adrián está sorprendido por el nuevo cambio de María Jimena. Se ve más asequible al tema de vivir en el rancho.  En   esos días él ha estado observando su comportamiento y por lo que ha visto el cambio parece genuino. Y tal vez por eso quiere darle una nueva oportunidad  a ella.

El auto llegó y bajo una mujer que se ayudaba con un bastón  para caminar era tan  alta como su hijo y sus cabellos castaños estaban entreverados por canas. Sus ojos eran grises y al ver a Lorena esta le sonrió.

-Bienvenida- dijo Lorena   con una cálida sonrisa. El corazón de la joven se llenó de dulzura y de un agradable calor.

-Gracias, querida- dijo la mujer mayor- ¿Tú eres mi nueva hija?

-Ah- Lorena se sorprendió por la pregunta.

-Si mamá- intervino feliz Adrián al  ver como su madre aceptaba de primera a Lorena- ella me prometió que sería como una hija para ti.

Lorena recordó las palabras que ella misma le había dicho en el interior de la oficina el primer día que él llego al rancho y sonrió feliz.

María Jimena se había mantenido en silencio y guardo su segundo lugar. Espero paciente tener la oportunidad para poder hablar con su suegra.

Suegra que no la quería debido a su  rebeldía. Ella era una mujer muy cerrada al amor y cariño y nunca pudo acercarse a su corazón. Pero estaba decida a ganársela para asegurar su lugar  al lado de Adrián.  Su Adrián.

-Hola señora Carmela- dijo María Jimena al momento de acercarse para saludar. No quería que Lorena se adueñara de los sentimientos de su suegra- me alegro mucho que este en nuestra casa.

-¿Nuestra casa? – Dijo la mujer – y ¿Ya estas lista para el matrimonio y para vivir de plano en el rancho?  O  ¿Vas a seguir de palo en palo?

La dureza de las palabras de la mujer  hizo que María Jimena se sonrojara de vergüenza y a la vez de rabia.  Tendría que trabajar duro para cambiar la opinión tan negativa que tenía la vieja de ella.

Suspiro para recargarse de valor.

-Ya estamos listos para el matrimonio- rápidamente se acercó y se juntó con Adrián y muy posesiva lo abrazó- muy pronto le daremos una maravillosa sorpresa.

-Será un  terrible dolor de cabeza- dijo la mujer mayor- a mí no me engañas niña. Sé la clase de personas que eres – dijo la mujer con rudeza.

Carmela no creía en María Jimena y tampoco le gustaba para mujer de su hijo. Él merecía alguien que lo quisiera y que lo respetara y no que lo vinera como un pedazo de carne o como un medio para alcanzar objetivos egoístas.

Lorena se percató de las desavenencias de las dos mujeres de su patrón así que rápidamente intervino y disimuladamente se la llevo.

-Venga doña Carmela- medió Lorena- vamos para que conozca  su habitación. Solo espero que le guste. Yo misma la decore para usted.

La mujer la miro y al mirar el rostro desfigurado de la joven le acarició  y sonrió.

-Eres muy hermosa y esta cicatriz solo acrecienta  tu hermosura- dijo con voz melancólica- muchos llevamos heridas y cicatrices en el alma y otras en la piel. Son cicatrices que nos dejan alguna enseñanza, algún aprendizaje y que siempre son dolorosos y  aunque no entendamos son necesarios para crecer como personas de valor.

Confusión I. Adrian. Serie Salamina Nº 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora