VEINTE | JOSEFA

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Llevé una mano a mi boca para morder mis uñas, llevaba mucho rato nerviosa, la Carla había entrado a pabellón hace tres horas y aún no nos decían nada. ¡Mi mejor amiga estaba ahí, sufriendo y no tenía ni la menor idea de que estaba pasando!

—Familiares de Carla Rojas.

Una enfermera salió de no sé donde, pero no me importaba solo que nos iban a decir algo.

Me levanté y vine apenas el Nico me dijo que la mamá de la Carla lo llamó para que alguien la llevara al hospital, ya que no tenían como movilizarse y el Nico se ofreció a pagarles un taxi.

—Soy su mamá —dijo su madre poniéndose de pie y yendo hasta la mujer—, ¿cómo está mi hija? ¿Qué le están haciendo? ¡Dígame, llevo tres horas sin saber nada de ella!

—Señora cálmese —le pidió—. La señorita Rojas está entrando en labor de parto, habría contraído una infección, pero no sabemos hace cuanto. Si no se le extrae al feto ahora, ambos corren riesgo de muerte.

Por un tiempo, no sabría decir cuanto, no me interesó eso, sentí como se me caía el alma a los pies y mi corazón sencillamente dejó de sentir latidos.

Muerte.

La Carla se podía morir si no le sacaban a la guagua ahora.

—Necesito saber, ¿quién va a entrar con ella?

—Yo lo haré, soy su mamá —dijo la señora.

—¿Toma algún medicamento?

—¿Y qué tiene que ver eso?

—¿Toma algún medicamento, sí o no?

La mamá de la Carla se tomó sus segundos para responder, hasta que lo hizo.

—Antidepresivos.

—¿Algo más?

—Antes tomaba ansiolíticos.

—Entonces no puede entrar, lo siento mucho.

¿La mamá no iba a poder entrar? ¡Pero si no hay persona con la que la Carla se sienta más segura!

Gran parte del tiempo que la enfermera estuvo fuera se basó en gritos de parte de la señora María, suplicando que la dejaran entrar a ver a su hija, pero la enfermera nunca accedió, diciéndole que no podían permitir un posible efecto secundario ahí dentro, ya que la prioridad, era la Carla.

—Bueno, yo ya debo entrar, ¿quién va a ingresar con ella?

—Yo lo hago —dije sin pensarlo, aunque no tenía que hacerlo. Volteé a la señora María, suplicándole con la mirada—. Señora María, yo...

—Anda —dijo con la voz frágil—, sé lo importante que eres para la Carla, y si yo no voy a poder estar ahí con ella, agradecería que cualquiera de ustedes sí.

Fui a la Javi, pero antes de que pudiera siquiera decir algo me interrumpió.

—Tienes una conexión con la Carla que yo no entiendo, pero sé que está ahí. Entra.

No fue necesario que le dijera algo al Nico, solo asintió y me dio la espalda.

Debe dolerle esto.

Ayer me contó que quería pedirle pololeo a la Carla mañana.

Debe ser algo duro de aceptar.

Lo hice, entré con la enfermera, y me dio un traje azul junto a un gorro y unos guantes para que me pusiera.

[ 🌼 🌼 🌼 ]

—¡Puja, Carla, tienes que pujar! —gritó el doctor mientras que la Carla lloraba sosteniendo mi mano.

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