"La M"

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Se puso tan cabezón que al final no fui a por ella. A los cinco minutos la gente ya iba llegando. Claudia llegó y Hugo dejó de tontear con Carol.

Las chicas hicimos un círculo en el suelo y llamamos a los chicos que estaban jugando a fútbol de una esquina a otra del parque y de porterías las papeleras.

Hugo se hizo daño al caer, pero no tenía ni un rasguño. Todos corrimos hacia el. Se hacía el dolido, Carol se preocupó y le acariciaba la cara.

-Hugo, ¿estas bien? Contestame.-decía ella.

Hugo no respondía. Marcos le susurró algo al oído y enseguida reaccionó.

-Si, si, Carol. Estoy bien.-le decía él.

-Uff, menos mal, me habías asustado.-le contestó ella.

-Hugo, ¿te duele algo?-le dije preocupándome pero a la vez sabiendo que el estaba fingiendo.

-Pues un poco la rodilla, pero no es nada.

Se levantó del suelo y nos sentamos  todos en un banco.

Ya eran las 17:40h y me llegó un Whatsapp. Marcos, que raro, si estábamos al lado, eso es que quería algo.

Marcos: Princesa, necesito estar un rato a solas contigo. Vete hacia la campa de amapolas.

Yo: Allí te espero, pero, ya sabes, mañana me voy y también tengo que estar con los demás. Te quiero.

Busqué a Marcos, pero no estaba, me imaginé que ya estaba de camino a la campa. Les dije a los demás como excusa que iba un momento a casa a por las llaves que mi madre se iba.

Iba de camino a la campa y me encontré un colgante plateado con una letra M colgando. Me lo guardé en el bolsillo y seguí mi camino.

Llegué al lugar dónde acordamos. Allí no había nadie, me senté sobre mi chaqueta vaquera y decidí esperar. Alguien me tapó los ojos. Y me dijo con una voz suave'¿Quien soy?', al mismo tiempo me miro.

-Pues no se.-respondí.

-¡Ai, perdona, es que estoy esperando a una amiga que por detrás es igual a ti!-me dijo ella.

Era una chica rubia con mechas californianas azules y blancas, tenía unos ojos grandes y verdes, muy verdes con un tono amarillento. Su piel era morena y sus labios destacaban por su labial rojo.

-Soy Alicia.-me sonrió y se levantó.

-Yo Paula, encantada.-me levante y me despedí de ella.

Recogí mi chaqueta de la hierba llena de amapolas. Vi aparecer a Marcos a lo lejos un poco cansado y fatigado. Me fui corriendo a abrazarle.

-Cari, date la vuelta.-me giró dándole la espalda y sacó algo de su bolsillo.

Me colocó un colgante. Me di la vuelta y le miré. Me fijé en el detalle y era igual al que me encontré. Lo saqué del bolsillo.

-Gracias amor, pero mira lo que me e encontrado de camino hacia aquí.-se lo enseñe.

-¡Anda! ¡Lo tienes tu!-exclamó.

-Si, ¿porque?

-Esque venía de camino y se me debió de caer, al llegar aquí me di cuenta y lo fui a buscar pero no lo encontré, así que tuve que ir a por otro a la joyería.-suspiró, fue un suspiro de alivio.

-¡Aiss! Eres todo un amor.

Nos fundimos en un largo beso.

-Te echaré de menos, mucho.-le miré fijamente a los ojos.

-¿Te crees que yo no?-me elevó como un ángel, me enganché con las piernas en su cintura y le di un abrazo.

Aquel viaje que me cambio la vida. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora