Alli te espero

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-¿Que te pasa?-le preguntó Marcos como buen hermano.

-Pues que no se si me gusta Carol.-le respondió un poco triste.

-Pero, aver, hermano, ¿a ti no te gustaba Claudia?-se extrañó Marcos.

-Si, pero me lo e pasado tan bien con Carol...

-Mira, como hemos quedado hoy todos juntos, te aclaras, ¿vale?-le dijo Marcos intentando animarlo.

-Vale, vamos con Carol y Paula que están esperando.-dijo Hugo.

Volvieron con nosotras como si no hubiese pasado nada. Marcos me pasó el brazo por el hombro y me sonreía.

-¡Cariño, cuando te vallas a Extremadura te voy a echar tanto de menos!-me dijo Marcos dándome un abrazo.

-Y yo gordo.-le besé.

Al fin llegamos al faro y dimos la vuelta para ir a la plaza y esperar a las chicas y a los chicos allí.

Íbamos de camino cuando...

-Ja ja ja, Hugo, ¡que suerte tienes campeón!-le dijo Marcos a Hugo riéndose a carcajadas.

-Ja ja ja.-nos reímos Carol y yo.

Hugo había pisado una caca de perro por ir mirando a dónde no debía, Carol. Fuimos a la hierba a que se limpiase y seguimos camino del parque. Marcos de vez en cuando le gastaba bromas a Hugo sobre la pisada de caca.

-Hugo, ¿quien se va a encontrar 50euros en el suelo?

-Que tonto eres, hermano.

Llegamos al parque sobre las 17:15 y todavía no había nadie así que nos sentamos en un banco y esperamos.

Me acordé de que la revista en la que aparecían mis adorables gemelos la sacaban hoy y todavía no la había comprado. Decidí decirles a Carol, Marcos y Hugo que iba a comprarla al quiosco de Manola que estaba al otro lado de la acera, pero Marcos me dijo que no iria.

Se puso tan cabezón que al final no fui a por ella. A los cinco minutos la gente ya iba llegando. Claudia llegó y Hugo dejó de tontear con Carol.

Las chicas hicimos un círculo en el suelo y llamamos a los chicos que estaban jugando a fútbol de una esquina a otra del parque y de porterías las papeleras grises que se podían mover fácilmente con un poco de fuerza.

Hugo se hizo daño al caer, pero no tenía ni un rasguño. Todos corrimos hacia el. Se hacía el dolido, Carol se preocupó y le acariciaba la cara.

-Hugo, ¿estas bien? Contestame.-decía ella.

Hugo no respondía. Marcos le susurró algo al oído y enseguida reaccionó.

-Si, si, Carol. Estoy bien.-le decía él.

-Uff, menos mal, me habías asustado.-le contestó ella.

-Hugo, ¿te duele algo?-le dije preocupandome pero a la vez sabiendo que el estaba fingiendo.

-Pues un poco la rodilla, pero no es nada.

Se levantó del suelo y nos sentamos  todos en un banco.

Ya eran las 17:40h y me llegó un Whatsapp. Marcos, que raro, si estábamos al lado, eso es que quería algo.

Marcos: Princesa, necesito estar un rato a solas contigo. Vete hacia la campa de amapolas.

Yo: Allí te espero, pero, ya sabes, mañana me voy y también tengo que estar con los demás. Te quiero.

Busqué a Marcos, pero no estaba, me imaginé que ya estaba de camino a la campa. Les dije a los demás que iba un momento a casa a por las llaves que mi madre se iba.

Iba camino de las amapolas, allí no había nadie.

Aquel viaje que me cambio la vida. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora