Estoy echo un lio

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Ya era la hora de comer y mi madre estaba preparando la comida, o eso me dijo Marcos.

Me sequé muy bien las lágrimas y me lavé la cara en el lavabo para que mi madre no sospechase nada y fui a donde ella. La saludé y le pregunté si podían quedarse Marcos y Carol a comer y me dijo que si pero sólo si sus padres les dejaban.

Fui a donde ellos, que estaban esperandome en la habitación. Abrí la puerta.

-¡Os podéis quedar a comer, preguntarles a vuestros padres si os dejan o no!-grité.

Ví que estaba Carol sola.

-¿Y Marcos?-le pregunté.

-Esta en el baño.-señaló la puerta del baño que estaba en frente de la puerta de mi habitación.

-¡Aah! Vale-exclamé.

Marcos salió del baño y los dos llamaron a sus padres para quedarse a comer, les dijeron que sí. Comimos y salimos un rato a la calle los tres.

Habíamos quedado todos a las 17:30h en el parque y solo me quedaba un día para irme. Eran las 15:30h y nos fuimos a tomar unos helados a una campa llena de amapolas rojas al lado de la casa de Marcos y Carol, así que llamamos al hermano de Marcos, Hugo, para que se viniese con nosotros.

En el puesto de los helados me pedí un cucurucho de strachiatella, Marcos uno de chocolate, Carol otro de chocolate y Hugo uno de fresa.

Nos fuimos los cuatro a un banco verde oscuro bajo un árbol. Entre Carol y Hugo había tonteo, ellos decían que no pero en realidad se gustaban. Estábamos Marcos y yo en una esquina del banco, yo sentada en sus fuertes piernas y Carol y Hugo estaban en la otra esquina compartiendo el delicioso helado.

-¡Amor!¿Que haces?-grité con una sonrisa.

Marcos me miraba con una mirada pícara.

Me mancho la nariz con su helado, me reí y le manche yo a él esos labios tan bonitos.

-¡Quitamelo!-me dijo él poniendo unos morritos mientras miraba mi nariz manchada.

Le besé y me intenté quitar el helado de la nariz con la lengua pero no llegaba. Él se dio cuenta y me chupó la nariz. Carol y Hugo nos miraban y nos imitaban.

-¡Copiones!-dijimos Marcos y yo al unísono riéndonos.

Nos miraron riéndose y comiéndose el helado. Ya eran casi las 16:30h y los cuatro fuimos caminando por el paseo de la playa. Le pregunté a los chicos aver si podíamos hablar Carol y yo un momento a solas y asintieron. Ellos iban por el lado derecho de la acera y nosotras por el izquierdo cuchicheando para que no nos oyesen. La verdad que por mucho sol que hiciese, por el paseo no había mucha gente.

-¡Carol, tía, te mola Hugo!-le dije picándola.

-¡Que va tía!-me contestó pasando un poco del tema y mirando a Hugo.

-Si si...-dije mirando al cielo y haciendo como que me lo creía.

-Es que tía, es muy majo y muy guapo, pero ¿sabes? Prefiero que me pida el salir.-me dijo ella con una cara de enamorada.

-Tía, yo te ayudo a que te pida salir.-como buena amiga que era le iba a ayudar, por supuesto.

-Bueno, cuñada, ja ja ja vamos con ellos que van a sospechar.-me dijo Carol riéndose.

Íbamos acercándonos a dónde ellos cuando nos dijeron que ahora estaban hablando ellos, así que nos volvimos a la parte izquierda de la acera. Seguíamos caminando y ellos seguían hablando.

-Hermano, estoy echo un lío.-le dijo Hugo.

Aquel viaje que me cambio la vida. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora