XV. ChangLix.

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El huracán de belleza y encanto que era Felix salió del balcón en el que se había aislado a "calmar" su dolor, junto a su fiel amigo SeungMin, llenos de sonrisas y glamur, mientras la multitud esperaba ansiosa sus regresos.

La peculiaridad de Felix frente a los otros cambia-forma era tan enorme, que él, a diferencia de los demás, que estaban sometidos a la voluntad de sus lados salvajes, incluso había logrado manipular con el tiempo y la constante práctica la distancia de la membrana que separaba a su animal de la conciencia humana, tal cual como graduar el espacio que ocupa un estanque de acuerdo a la colocación del vidrio que lo separa de su lugar de visualización, y por ende, la cercanía del animal al sujeto; por ello, lograba, entre algunas cosas más, cambiar las tonalidades de sus ojos a su antojo, como en aquel momento, en que decidió llevarlos en un azul cobalto, como las profundidades de los océanos y el grado de su tristeza.

Todo el que se encontraba con sus iris quedaba impactado y fascinado, sin embargo, solo una persona fue capaz de acercársele a hablar con confianza, sin dejarse turbar y/o asombrar por su etérea e inusual belleza.

— ¡Jackson Wang! Eres un milagro del cielo.

—Hola, mi precioso Seung Min, estas tan radiante como siempre, creo que incluso más.

Jackson entonó su mirada en Felix y sonrió ladeadamente, sin creer que su exnovio estuviera tan exquisito.

—Felix, encanto, no sabía que los años te habían vuelto tan sensual y hermoso, casi parece un error haber cortado contigo.

—En cambio, es un alivio para mi haberme librado de tu egocéntrica cara.

El dragoncito le sonrió a su exnovio y le plantó un beso en la mejilla, de la que recogió un suculento olor a musgo de roble y narciso, que le recordó porque no se había quedado a su lado.

—Ya quisieras tener mi egocéntrica cara a tu lado al abrir tus ojos cada mañana.

—Justo a eso me refiero, no la soportaría por las bobadas que sueltas.

—Bueno, ángeles de melocotón, vamos a parar de discutir —Seung Min intervino con su sonrisa de bebé conciliador, y los tomó a ambos de los antebrazos—, sé que están felices de verse, así que tomaremos algo y hablaremos de nuestras vidas antes y después de este momento.

—Suena como una buena idea, quiero saber que es de sus vidas—dijo Jackson.

A pesar de que el comentario fue expuesto en plural, el dragoncito observó como la mirada de su ex se posó descaradamente en él, y le divirtió que Jackson, el ser más egocéntrico del mundo, aún cayera bajo sus encantos.

La barra carecía de clientes, así que pudieron acomodarse perfectamente, con SeungMin en el centro, como debía ser. Y la charla, guiada por el reno, fluyó con tranquilidad, entre comentarios insinuantes del chino hacia el dragón. Los temas no se hicieron esperar, como las vidas del grupo de amigos del tigre, que brillaba por su ausencia.

En un momento determinado, una mirada logró quemar la nuca del castaño oscuro, quien volteó con una gracia que los dioses del Olimpo envidiarían, y se sorprendió al ver a su flamante prometido observarlo fijamente, sin hacer caso de su nervioso novio, que hablaba y hablaba sin parar.

— ¿Te gustaría hacer una locura, Jack? —pronunció Felix con lentitud, mientras sus ojos cobaltos de transformaban a un azul eléctrico, como pintura que se desliza por un lienzo.

—Sabes que amo las locuras querido, y en especial si incluyen omegas deliciosos.

—No se supone que sea la voz de la razón jamás, pero sea lo que sea que pienses Lee Felix, detenlo de inmediato, si va a arruinar tu fachada de omega perfecto—expresó SeungMin, tamborileando sus uñas sobre el pulcro mostrador.

Destrozar al sol [ChangLix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora