Aquella noche en que ganimedes se perdió fue la peor de todas, porque una ves que encontró el camino al palacio de zeus, el dios lo esperaba más que molesto.
Ganimedes: mi señor...perdone por salir sin su permiso...-menciono el menor una vez que se encontró frente al dios, pero fue interrumpido cuando zeus lo golpeó en su rostro, haciendo que el príncipe cayera a los suelos; eso no fue lo único que paso pues hubiera muerto de no ser por la inmortalidad que lo protegía, puesto que zeus lo quería matar a golpes y ultrajando al pequeño príncipe de mil maneras.
Esa noche fue el martirio y pesadilla de ganimedes, zeus molesto era lo peor que podia pasar.
Después de esa pesadilla ganimedes paso un buen tiempo encerrado, pero cuando recuperó nuevamente la confianza del dios del rayo, empezó a salir nuevamente a la frontera de los eliseos, esta vez conocia el camino y la razón por la que iba a la frontera era porque solo en ese lugar encontraba al ángel que había salvado la vida.
No estableció ninguna conversación con el ángel desde que decidió visitarlo, tampoco el ángel se acercaba a él porque solo se mantenia ocupado en su entrenamiento, ganimedes lo observaba desde la tierra y antares observaba al pequeño príncipe desde los cielos, no le molestaba la presencia de ganimedes pero le preocupaba que alguien como el menor caminara por ahí, pues era solo tierra de soldados. Además de que sabia que ganimedes ya tenía dueño, y esa era un dios por esa razón, para no meterse en problemas nose acercaba al menor.
Así mantuvieron su distancia y miradas separadas pero al mismo tiempo juntas, todas las tardes que zeus estaba ocupado, ganimedes aprovechaba para ver al ángel entrenar; así pasaron los años que para ellos solo eran días. Antares ya estaba acostumbrado a la presencia de ganimedes por lo que un día se preocupo mucho al ver que el príncipe no llegaba, asi que cuando terminó su entrenamiento estaba dispuesto a buscar al copero de dioses.
Zephel: A donde vas?
Antares: se me perdió algo...lo iré a buscar, llegaré tarde aun así guarden mi comida
Zephel: mejor ya no regreses.- luego del pequeño intercambio de palabras ambos ángeles tomaron caminos separados, zephel a la mansión donde vivían y antares a los eliseos a buscar al menor. Por los años que conocía a ganimedes se entero que era el copero de dioses, así que alguien importante como el, debia estar en el palacio de un dios, para encontrarlo fue directo al palacio de zeus, ahí estaría su amado príncipe.
Su hipótesis era verdad, al mismo tiempo que llegaba al gran palacio del soberano del olimpo, antares escuchó gritos y gemidos de dolor, eran tan fuertes que se escuchaba desde las afueras del palacio.
Antares: a quien están matando?- La curiosidad ganó al ángel, por lo que camino hasta donde provenían los gritos, al llegar su sangre hirvio de rabia. Lo que observaba era muy cruel incluso para el mismo; ganimedes estaba encadenado, mientras que zeus lo azotaba con un látigo que desgarraba la delicada piel del príncipe quien gritaba del insoportable dolor que sentia, la sangre que salia de la espalada del menor teñia el piso de rojo, hasta la túnica que traía puesta termino rompiéndose por los incontables látigos que había recibido ganimedes.
Ganimedes: Disculpame! No volverá....a pasar!- suplicaba el bello copero, en su rostro se veia reflejado el dolor y desesperación, las lágrimas caían como perlar brillantes. Era una de las muchas torturas que zeus le hacia pasar al menor.
Zeus: Volviste a salir sin permiso! Ahora tu eres parte del olimpo, no puedes hacer lo que se te de la gana. Ya no estas en la tierra! - Entre gritos hablo el dios del rayo en su momento de rabia, no dejaba de lastimar el cuerpo de su amante y las súplicas de este nunca llegaron. La tortura paro gracias a la llegada de una musa.
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El tesoro de zeus [MiloxCamus] #FBLA19
DiversosBelleza y sabiduría, era lo que todo dios deseaba. Desde la era mitologíca los dioses buscaban la perfección en un alma mortal y Zeus, soberano del olimpo lo habia encontrado en un príncipe mortal. Pero una belleza sin duda enamoraria a más de uno...