Fuera De Cámaras-AloisClaude.

capítulo 14: Sangre entre sus labios

-Descansa, Alois- Colgó la llamada, miró el aparato sin poder evitar gruñir al ver la fotografía de un sonriente rubio de ojos azules, con las mejillas suavemente ruborizadas y precioso ojos mirándole directamente. Apretó el aparato hasta que un agudo dolor se alojo en el dorso de su mano y lanzó el móvil a algún lugar sin rumbo donde se estrelló dejando que el ruido sordo se expandiera como eco muerto al rededor.
Su cuerpo se agitó, apretó los puños con tal fuerza que sus uñas se incrustaron en sus palmas. Lentamente estaba perdiendo los estribos, observó el aparato mientras apretaba los dientes hasta causar dolor a su mandíbula, Gruñó y golpeó la pared con tal fuerza que el dolor hizo a su mano perder la sensibilidad de pronto dejando un ardor leve.
Observó sus nudillos ensangrentados y se dejo caer contra la cama agarrando su cabeza entre sus manos.

-Soy un completo imbécil- Habló a nadie en particular sin poder borrar la imagen de aquellos azules ojos decepcionados, reflejando dolor, un dolor que el y su estúpida cabeza había ocasionado.
Podía oír aquel desgarrador quejido cuando el rubio menor se aferró a sus ropas y sentía que su corazón se caía a pedazos.
Estaba enfadado, la sangre le hervía y el calor se había apoderado de él gracias a la rabia acumulada.
Pero al mismo tiempo no podía dejar de sentirse como una mierda, un hombre despreciable y un completo bastardo.
Sabía lo mal que estaba Alois y aun así lo dejo sólo, se había ido, lo había abandonado dejandolo en manos de aquel sujeto.

Se sentía triste, enfadado, decepcionado de el mismo y de lo que su cabeza había creído.

~Una semana después~

-Esto es un poco decepcionante joven Alois, iba muy bien hasta ahora- Sobre su pupitre fue puesta una hoja de papel con un gran 10% en rojo, el hombre se alejo continuando con su entrega y Alois solo se limitó a observar el papel con desgano, sosteniendo el puente de su nariz mientras posaba el codo sobre la mesa para sostenerse.
Había pasado una semana, una semana en la que no había podido dormir bien, donde sus calificaciones fueron en picada, donde su salud le causaba malas jugadas, donde  no había visto y no había tenido contacto con Claude.
Había intentado innumerables veces de llamarlo pero jamás respondía, así como las veces que fue a su oficina pero jamás estaba.
Acaso este era el fin?.
Iba a acabar todo así sin mas?.

Le doy asco...

De pronto la voz del maestro se volvió solo un murmullo lejano opacado por la cruel voz dentro de su cabeza.
Estaba sintiendo asco, estaba avergonzado de su existencia, adolorido en su corazón.
Sus ojos comenzaron a arder y el familiar nudo comenzó a subir por su garganta, todo se transformó en una imagen borrosa, y las lágrimas comenzaron a humedecer su rostro.
De forma inútil paseaba las mangas de la camisa por sus mejillas intentando apaciguar el incesante llanto que no tenía piedad ni intención de detenerse.

-Trancy, esta bien?- Alois negó con la cabeza ante la pregunta del hombre mayor aun sollozando bajo, el hombre hizo una mueca preocupado y apuntó con su lápiz en dirección a la puerta indicándole que abandonase la sala.
Tomó sus cosas ganándose varias miradas curiosas y salió del lugar y tras suyo el maestro.

-Estas bien?.

Alois negó con la cabeza.

-Tiene que ver con tu calificación?.

Volvió a negar.

-Quieres hablar de ello?.

El rubio miraba al piso, suspiró entrecortado por el llanto y mordiéndose el labio volvió a negar.
El maestro posó su regordeta mano en el hombro de Alois y suspiro con resignación haciéndole levantar su nublada vista en lágrimas a los ojos oscuros.