━━uno

938 129 57
                                    

          EL VIENTO PARECÍA CORTAR SOBRE LAS MEJILLAS DE ELIN, cuando, junto a Hviti, sobrevolaron los Montes de Sal y el mar que rodeaba al Bosque Antiguo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

          EL VIENTO PARECÍA CORTAR SOBRE LAS MEJILLAS DE ELIN, cuando, junto a Hviti, sobrevolaron los Montes de Sal y el mar que rodeaba al Bosque Antiguo. Sus pieles negras no hacían un gran trabajo en mantener el calor en su cuerpo, pero tanto tiempo soportando aquellas temperaturas la hacían casi anhelar el frío colar entre sus ropas.

Sus dedos estaban entumecidos bajo sus guantes de cuero, pero contra las escamas blancas de su compañero, no importaba. Hviti le daba todo el calor que ella perdía y provocaba que sus vuelos siempre fueran amenos y agradables.

Sus favoritos del día.

—¿Quieres dar una vuelta más allá? —preguntó Elin, acariciando su cabeza, y Hviti hizo un sonido que vibró en cada fibra del cuerpo de la chica y la hizo sonreír—. Eso pensé. Tu nos guías, amigo.

Desplegando más sus alas, se inclinó hacia atrás, subiendo hasta las nubes para que pudiesen tener protección. Luego de años de precaución ante su entorno, que se había hecho una costumbre. Siempre atenta a todo lo que ocurría a su alrededor, pequeñas señales o indicios. No importaba cuan minúsculo fuera, Elin tomaba todo en cuenta.

Once años habían transcurrido desde que, junto a Hviti, se embarcaron en una gran travesía de meses para buscar refugio. Once años desde que Drago Manodura había aniquilado a cada persona que ella consideraba su familia. Once años, pero aún los sentía cercanos.

Tal vez era por las pesadillas que nunca se alejaban de ella. Una mezcla entre lo que había sucedido en aquel bosque y de su lugar natal. Todo terminaba igual, en gritos, dolor y muerte. Las imágenes solían proyectarse en sus pensamientos, aún cuando no estaba dormida. Siempre acechándola, haciéndole recordar.

Lo cual Elin agradecía. No podía permitirse olvidar porque eso significaría que estaría rompiendo sus votos y sus promesa. Los votos que había pronunciado a todos los Nattsól, con su palma goteante y su sangre cayendo en las brasas al anochecer. La promesa que le había hecho a Halek, cuando el último soplo de vida se desprendió de sus labios agrietados y pálidos.

Todo lo que había hecho, hacía y haría era gracias a todas aquellas memorias pasadas, palabras cargadas y rotas pronunciadas en el pasado. Se dejaba guiar por ellas, dictaban su camino, sus pasos.

Drago Manodura había estado cerca de ella muchas veces durante todos esos años. Capturando y torturando dragones, acechando aldeas en busca de nuevos reclutas para sus filas. Llevando tormento con cada pisada que daba.

Hubiese sido fácil acabar con él. Sólo calcular el momento del día adecuado para hacerse presente y vengar cada vida que había arrebatado. Personas y dragones por igual.

Sabía que su capa lo protegía del fuego, pero dudaba que con el hielo de Hviti pasase lo mismo. Cortaría la piel, traspasaría las telas, la carne, los huesos, hasta llegar a su corazón. Solo un golpe directo y él ya no viviría.

WILDFIRE | hiccup haddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora