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          NO SE PUEDE ESCAPAR DEL DESTINO

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          NO SE PUEDE ESCAPAR DEL DESTINO. Hipo comprendía aquello a cabalidad, por mucho que intentó forjar su propio camino en el mundo.

Habían cosas que no podía esquivar. Estaban destinadas a enfrentarlo, tarde o temprano.

Una tarde su padre se le había acercado, con el orgullo brillando en sus ojos verdes, y con una pequeña sonrisa entre toda su barba rojiza. «Hijo», había dicho, «eres todo un hombre y con el pasar de los días yo me estoy volviendo más viejo. Berk es nuestro hogar, dirigido por mi padre y su padre antes de él. Y ahora es momento de que un nuevo jefe se alce. Tú, Hipo. Estás listo para tomar mi lugar».

No se lo había esperado, en lo más mínimo. Con el pasar de los días su padre le había estado diciendo que era el orgullo de Berk y que como padre, se sentía honrado de llamarlo hijo. Hipo, cada vez que escuchaba esas palabras, sentía su pecho hincharse, porque era lo que siempre había querido escuchar.

Desde pequeño que había intentando hacer sentir orgulloso a su padre y cuándo Estoico el Vasto le dijo por primera vez que estaba orgulloso, Hipo sintió una felicidad nunca antes experimentada.

Pero en el momento en el cual su padre se le acercó, luego de una mañana volando con Chimuelo, y le hizo ver que quería verlo como jefe de Berk, supo que lo decepcionaría, siguiendo un patrón que pensó que había dejado atrás hace tanto tiempo.

Porque una cosa era segura, no estaba listo para ser jefe y no lo quería. Su gente, Berk, merecía algo mucho mejor que él, alguien dispuesto a tomar el liderazgo, a centrarse con cuerpo y alma a la isla; Hipo no era en indicado.

Aceptar el trabajo significaba intentar llenar los zapatos de su padre, llegar a su altura, a su nivel, sabiendo que nunca lo lograría. Temía las miradas de todos en Berk cuando comprendieran que él no era el ideal para seguir el trabajo que su padre había hecho casi a la perfección.

Hipo solo quería volar con Chimuelo, descubrir nuevos lugares y, si la situación lo ameritaba, ayudar a dragones que necesitasen de su ayuda. Eso era lo que él quería, para lo que había nacido. Ese era su papel en la vida.

Así que, al siguiente día tomó todas sus cosas y con lágrimas en los ojos se fue de Berk, sin siquiera despedirse. Lo único que dejaba en constancia de su huida era una nota apresurada que le dejó a su padre, sin tener el coraje de enfrentarlo.

Cuando todos dormían y las estrellas pululaban en el cielo oscuro, Hipo y Chimuelo se alejaron de Berk y nunca más volvieron. Hasta aquella mañana.

Era la primera vez, desde que se había ido, que decidió enfrentar todo y volver a la isla. Fue inconsciente, el transitar islas y lugares que habían pasado hace meses, para volver a su hogar. 

Hipo había comprendido que, aunque amaba volar con Chimuelo y viajar por lugares recónditos, siempre le había seguido el peso de lo que había dejado atrás. Porque, aunque le doliese admitirlo, el nació con la promesa de seguir los pasos de su padre y ser el próximo jefe de Berk.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2019 ⏰

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WILDFIRE | hiccup haddockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora