Capitulo 20

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Envié el mensaje y corrí hasta llegar a mi auto, encendí los motores y me apresuré a llegar a casa de David, el camino se me hizo eterno y la sensación de que algo malo sucedería no me abandonaba.

Luego de una hora de camino logre llegar, estacione muy mal para serles sincera pues esto del estacionarse no era mi fuerte, salí del auto y sin más preámbulo toque la puerta encontrando tras ella a un David que parecía sorprenderle mucho mi presencia

-¡ hola mi amor!, dije embozando una gran sonrisa de felicidad

-¿que haces aquí?, fue lo único que respondió acabando así con mi entusiasmo

En ese momento no sabia que era lo que debía hacer, mi mente se bloqueo por completo y la tristeza comenzó a apoderarse de mi cuerpo, puedo jurar que una lagrima escapó diciéndole a David todo lo que yo estaba sintiendo en ese momento.

No logró entender como pero mis pies se movieron llevándome de nuevo al auto que minutos antes había estacionado mal, los minutos fueron eternos, al llegar a la puerta de este sentí como unos brazos me rodeaban por la espalda

- perdóname por favor, susurro en mi oído

- ya debo regresar, sueltame por favor

Abrí mi puerta y subí a el auto dejando a David ahí parado sin oportunidad de que se explicará, sin decirle que lo perdonaba y sin recordarle lo mucho que lo amaba, doble la esquina a una velocidad moderada y de repente frete en seco.

Baje del auto y me acerque a la esquina, lo se debí verme ridícula espiando de esa manera, pero no me importo, a los pocos minutos regrese a el auto y fue allí donde la vi. Una mujer más alta que yo, con el cabello negro que le llegaba a los hombros, un vestido rojo señido al cuerpo que moldeba su figura y hacia que su piel se viera espectacular, piernas largas esbeltas, unos tacones gigantes de color negro que combinaban a la perfección con su cartera y sus lentes para el sol ella doblo la esquina y yo la seguí, no logro entender por qué pero me atraía como un imán.

Me asome delicadamente por la esquina y la vi tocar la misma puerta que minutos antes yo había tocado, saque mi teléfono como pude y empecé a grabar, David salió la recibió con un abrazo y la beso, mi mundo se fue al suelo ella ingreso a la casa y yo estaba inmóvil, corrí a mi auto nuevamente y retrocedí, esta vez estacione peor que la primera vez y con furia toque la puerta, David abrió la puerta y al verme su tono de piel cambió, se le notaba la sorpresa que tenía

-¿que pasa amor? Pregunto con una voz temblorosa

- amor pensé las cosas y no puedo irme sin antes hablar contigo, dije con toda la calma que pude

-¿debe ser ahora? Es que mi abuela no se encuentra bien

- si, ahora dije empujándolo dentro de la casa

Camine, no que digo camine, corrí escaleras arriba hasta llegar a su habitación pero antes de poder entrar David me sujeto con tanta fuerza que ya no pude dar ni un solo paso

-no vayas a entrar, me dijo agitado

-¿porque? Pregunte con furia

Mi novio se quedo pensando y aproveche para entrar, encontrándome con aquella mujer acostada en la cama vistiendo lencería roja, mi sorpresa fue gigante. No quería explicaciones todo estaba claro, en ese momento pensé en las posibles excusas que podían darme, cosas así como por ejemplo vine a que me tomarán unas fotos ó amor es una prima nada de eso lo creería, voltee a mirar a David este estaba sentado en el suelo inmóvil, pálido, como un niño atrapado en medio de una travesura.

La mujer se vistió rápidamente, ella no sabía que era lo que sucedia. Me llene de ira y de decepción, en la parte trasera de mi pantalón escondida bajo mi saco se encontraba un arma calibre 38 la cual tomé sin dudar apuntando a la asustada mujer que estaba frente a mi

-¡ no dispares! Grito un David demasiado asustado

No pude contenerme y solté una ruidosa carcajada, en ese instante no era la misma azul que el conocía, no, esta era otra llena de odio y sed de sangre, una que no iba a detenerse hasta sentir que su objetivo estaba cumplido, una azul a la que debía temer

-¡ no me digas que hacer! Dije casi en un susurró

- no hagas nada de lo que luego te vayas a arrepentir, hablo por fin la bella mujer

- ¡vamos a jugar todos juntos! Dije con total entusiasmo

Apunte a ambos, les ate las manos y los hice subir a mi auto para llevar a ambos a mi lugar de juegos favorito, la bodega

Asesina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora