Capítulo 6: Guerra de cosquillas

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Mas para meterle a mi linda cabeza, ¿a que se refería mi padre? Ya estaba cansada de tener tantos pensamientos que consumían toda mi energía.

--¿Siempre se llevan así?-- pregunto mientras ayudaba a Elise.

--¿Ves como es?, es una salvaje que aprovecha que mamá no está aquí para defenderme-- le estaba llorando, menuda chantajista. Deja que llegue y te voy a acusar con ella.

--Acostúmbrate Ameyalli, estás dos siempre se pelean y su madre no las regaña-- le soltó-- bueno no tanto.

Me quedé pensando y me fui muy lejos por lo que no vi el siguiente movimiento de mi hermana. Me derribó y empezó a hacerme cosquillas.

--Es imposible no molestar a esta cosita pequeña y hermosa-- seguía con las cosquillas mientras me retorcía, con forme no parará me haría pipí encima.

Senti que era liberada de sus garras mortales y senti un alivio inmenso entonces escuche como alguien más empezaba a reírse.

Me quité las lágrimas y logré ver cómo había pasado de hacerme cosquillas a mi para hacérselas a nuestra invitada, esta se retorcía mientras reía sin parar. Una vez levantada decidí corre por mi vida al igual que la tía Victoria lo habia hecho hace unos minutos.

--¡Ayúdame!-- me gritaba mientras se reía a todo pulmón, estuve tentada pero sabia que si lo hacía terminaría con los pantalones mojados, le dediqué una sonrisa triste y salí corriendo-- ¡traidora!-- volvió a gritarme.

Corri y corrí por mi vida hasta que salí al jardín y me trepé a un árbol escondiéndome. Vi que salí despacio buscándome, esto era peor que una cacería, parecía una animalito indefenso esperando por su trágico final. Trate de aguantar la respiración para que no me escuchara y no movi ni un solo musculo.

Atrás de ella venía una Ameyalli con cara roja de tanto reírse sus ojos azules mostraban fascinación por esta pequeña cacería.

--Se que estás allí, sal-- me dijo-- vamos no voy a hacerte nada-- me quedé en mi lugar sin mover ni una sola parte de mi cuerpo esperando a que se fuera para poder bajar de este árbol-- vamos por un helado-- tonta no voy a caer en esa escusa barata, era mas lista que eso.

Como vio que no salía de mi escondite entro nuevamente, pasaron aproximadamente dos minutos cuando regresó corriendo gritando de felicidad.

--¡Alexa, llegó mamá!-- movi todo mi cuerpo y bajé del árbol emocionada por verla. Entonces caí en cuenta de algo, me había engañado ¿dónde quedó  lo de no creerme en escusas baratas? Sabia demasiado bien cual era mi debilidad y la utilizó contra mi.

Menuda hermana tenia que me conocía tan bien. Corri de nuevo pero me alcanzo, mi espalda chocó contra el sácate y sujeto todo mi cuerpo con sus piernas, trataba de quitármela pero tomo mis manos con fuerza.

--Alguien tiene una debilidad por mamá-- solto burlona.

--No es cierto-- ante todo me defendería.

--Sabes que no tienes escapatoria, ¿verdad?-- sus labios se curvaron en una sonrisa malévola entonces todo empezó, minutos de agonía pura me consumieron mientras reía a todo pulmón.

--Elise me haré pipí-- logré articular-- ¡detente!-- me retorcía en carcajadas.

***

A pesar de que íbamos caminando por los anchos pasillos de aquel centro comercial no me había recuperado del buen ataque de risa que tuve hace un rato. Aun me dolía la garganta y el estómago, mira que mi hermana es una salvaje cuando se trataba de una guerra de cosquillas, ni siquiera yo puedo superar su nivel de maldad. Nadie en realidad.

Al final resultó cierto lo de ir por un helado y yo creía que solo lo decía para salir de mi escondite. A mí hermana y a mi nos gustaba muchísimo un helado de yogurt que estaba en el centro de la ciudad.

Llegamos a uno de mis lugares favoritos en la fas de la tierra, donde vendían uno de los mejores manjares. Esperaba que a mí nueva amiga le encantara tanto como a nosotras.

Ameyalli pidió uno de chocolate mientras que Elise pidió uno de fresa con vainilla, en cambio yo pedí el de menta; mi favorito. Amaba su dulce sabor, no podía describir lo que se helado hacia conmigo pero estaba muy segura de que era muy adicta a el.

Nos sentamos en las mesas de afuera a devorar nuestras delicias.

--Esto es lo más delicioso que haya probado-- devoraba su helado sin piedad.

--¿Verdad que si?, desde que éramos pequeñas mamá nos traía a comer helado aquí y se volvió nuestro lugar favorito, ¿verdad alexa?-- me pregunto y yo solo asentí.

--Es muy adictivo-- asintio--espero no acostumbrarme mucho a el-- veía tristesa en sus ojos.

--¿Por qué?-- pregunto Elise.

--Porque tarde o temprano me tendré que ir-- tenia la vista clavada en su vaso de nieve.

--Tu no vas a regresar-- le dijo sin más, ¿y ese cambio repentino que significaba?--mamá no va a dejar que regreses a tu casa-- Ameyalli la miro atónita al igual que yo.

--¿Qué se supone que significa eso?-- le pregunto.

--Ponte a pensar Ame-- era la primera que la llamaba así-- tu estas aquí por una razón, juzgarme o dime loca pero para que tu estuvieras aquí y mi madre te diera protección significa que algo malo está pasando...-- le dijo sin más-- o va a pasar.

Su mirada se quebro y por un instante vi que la luz de sus hermosos ojos azules se perdía. Meditaba lentamente lo que la estúpida de mi hermana la acababa de decir.

--Elise te pasas de la raya-- le reproche, siempre creí que mi hermana todo lo sabía en ocasiones acertaba correctamente por lo que la admiraba...era como si pudiera ver el futuro; saber que iba a pasar más adelante pero esto era pasarse de la raya.

Están en juego los sentimientos de Ame, ella ni siquiera sabe porque está aquí y mi tonta hermana le dice aquello.

--Esta bien Alexa, ella tiene razón-- contestó.

Íbamos de regreso a la casa toda aquella tensión de hace un rato se había ido y volvíamos a ser las mejores amigas.

Pare de golpe al oler algo, era una especie mezclada de dos olores que más me encantaban. Estaba por todo el lugar y yo empecé a ver todo el lugar.

--¿Huelen eso?-- les pregunté, aún estaba medio tonta por aquel olor.

--¿Qué cosa?-- pregunto mi amiga.

--¿Alexa?-- el tono preocupado de mi hermana me hizo observarla.

--No sé, es una especie de menta y chocolate-- se me corto la voz, empezaba a sentirme mareada. Aquel embriagante olor estaba por todos lados, ¿por qué podía oler algo así?

--¿Elise que le pasa a sus ojos?-- le pregunto aterrada.

--¿Qué tienen mis ojos?-- aquel olor estaba haciendo que me enojara-- ¿qué esta pasando, que me pasa?-- senti que mis piernas fallaban. Ella me sujetó mientras escuchaba la voz aterrada de Ameyalli.

--Ok Alexa, esto no va a dolerte hermanita-- chasqueó los dedos y yo vi todo negro.


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Lo prometido es deuda, aquí está el capítulo 6

Chan chan chan

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Sol 🌞

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