Capítulo 18: Prometo odiarte.

628 16 4
                                    

-¿Qué pasó con Harry? - exigió saber mi madre cuando entró furiosa a la habitación.

-¡Es que ya no puedo! - grité - Después de enterarme de lo que ustedes hicieron yo ya no puedo... ¡Ya no lo soporto! No aguanto que me toque, que me bese...

-¡La que ya no soporta tus tonterías soy yo! - gritó, levantándome de la cama de un jalón - ¿Quieres que Harry se de cuenta de esto y nos retire toda su ayuda? ¿O qué tu padre se entere del engaño que le hemos estado manejando y se muera de un infarto?

-¡No, no! ¡Eso nunca! - respondí sollozando.

-¿Entonces? ¿Entonces, princesa? - preguntó acariando mi mejilla maternalmente intentando ser comprensiva, pero yo no supe que responder - Tu prometido es muy buen hombre, todo lo que ha hecho lo ha hecho por ti, porque te ama...

-¡Me compró! ¡Harry me compró! - le repetí, como queriendo hacerle entender la gravedad del asunto - Me compró... Como si yo fuera un objeto... ¡No! ¡Es que yo soy una estúpida! Yo que me sentía mal y culpable porque pensaba que era yo la que lo estaba engañando cuando en realidad ustedes dos se pusieron de acuerdo desde el principio para hacerme esto... ¡A la que le vieron la cara fue a mi! ¡A mí, mamá! ¡Tú propia hija!

-Ay, ya, ya, ya. No seas tan dramática - me exigió y sentí como la comprensión se fue de su voz.

-Si en algún momento creí que en un futuro yo podría amar a Harry... Eso se acabó, ahora sé que solamente podría odiarlo...

-Pues lo siento por ti - dijo mi madre, y llegué a pensar que ella se deleitaba con mi sufrimiento - Porque ya es muy tarde para que cambies de opinión, princesa... Porque mañana tien---

-No te preocupes, puedes quedarte tranquila, mamita... Mañana me voy a casar con él - le aseguré, firme con la decisión que había tomado - Pero me voy a casar odiándolo... Y el precio que él va a pagar por haberme comprado va a ser mucho más alto... Cada minuto, cada segundo que pase al lado de Harry lo voy a dedicar a hacerlo pagar lo que me hizo.

-Nunca antes te había oído hablar así - dijo mi madre, parecía preocupada - Pero entiéndelo, Valery, ¡Harry te ama!

-¿Todavía tienes el descaro de defenderlo? - pregunté ofendida - ¡No! Es que tú eres igual o peor que él.

Y entonces me abofeteo.

-Salte de mi cuarto - dije con la cara aún desviada por el impulso del golpe - No quiero que me hables, no quiero que me dirijas la palabra. ¡Vete!

-Tienes que calmarte, Valery... - dijo mi madre mientras yo caminaba hasta la puerta para abrirla.

-¡Si de verdad quieres que mañana entre a la iglesia para casarme con el peor hombre de mi vida, más vale que ni te me acerques! ¡Porque todavía me puedo arrepentir!

Mi madre caminó decidida hasta donde yo estaba y con todo el cinismo del mundo besó maternalmente mi mejilla todavía adolorida. Y eso me dolió un millón de veces más que la cachetada que me había dado.

Me encerré nuevamente y no salí hasta la mañana siguiente.

Y sí, el gran día había llegado. El día de la gran boda.

Demonios. Odiaba admitirlo, pero me veía preciosa con ese exquisito vestido blanco, el delicado encaje adornaba la silueta simple del elegante vestido que habían diseñado especialmente para mí, un vestido sin mangas con un cuello tipo bote de tul transparente con aplicaciones de encaje y pequeños cristales que cubrían el pecho con su escote de tipo corazón. En la espalda era un poco más atrevido con una abertura en "V" que llegaba debajo de la mitad de mi espalda, continuada con una cremallera oculta con botones de diamante añadiéndole ese toque glamoroso que me caracterizaba, y para terminar una falta en tipo sirena, que acentuaba mis delicadas pero evidentes curvas.

Bodas de OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora