Capítulo 8: Fiebre

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Notas:

Los capítulos de Katsuki es difícil, pero es muy divertido de escribir.

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"Tú eres mi caída más dulce.
Yo te amé primero, yo te amé primero.
Debajo de las estrellas cayeron sobre nuestras cabezas,
pero son solo luz vieja, son luz vieja".

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El agua apestaba a sangre. Se siente tibia contra sus escamas. El sabor metálico se funde en su lengua y nariz. El olor del miedo y la angustia contamina el océano nublando el agua por defecto. Está nadando dentro de todo eso. Cualquier furia residual de su clan ha sido eliminada. El viento y las olas son lo único presente.

Katsuki ve a su guardián. El enorme torso sin cabeza se balancea en el agua junto a él. Su protector que alguna vez fue poderoso, se ha reducido a una carcasa flotante que goteaba fluidos. Mira boquiabierto el camino que conduce a los pulmones y al estómago de la criatura mientras que su cuerpo amenaza con vomitar la bilis que intenta contener.

Más allá del cuerpo, ve al enorme goliat responsable del lamentable estado del guardián. La criatura se mueve suavemente hacia las aguas abiertas, sin mostrarse perturbada por las nuevas quemaduras salpicadas a través de su cuerpo translúcido oscuro unas que, seguramente, fueron ocasionadas por el encuentro. Ni una sola de las heridas son fatales y, Katsuki sabe con temor, que la criatura sobrevivirá. Su clan ahora estará más débil y perdido. Esa cosa ganó. Es el camino de la naturaleza. Pero aun así, no puede aceptarlo.

No había nadie para consolarlo ni nadie para rescatarlo. El silencio mortal se burla de él. Confirma que Katsuki y el resto de los cachorros son los únicos sobrevivientes. Nunca se ha sentido tan pequeño, enojado y asustado.

Él hizo lo que se le dijo. Creía en su manada. Se había escondido y esperado hasta que cesaron los combates. Solo esperando. Nadie llegó a relevarlos y fueron abandonados. De ahora en adelante solo se tenían a sí mismos.

El no puede entender ¿Cómo se atreve a irse? ¿Cómo pudo ese goliat simplemente dejarlo vivo cuando el resto de su clan había luchado y muerto? ¿Cómo se atreve a matarlos a todos pero dejarlo atrás?

Katsuki grita. Él grita tras el leviatán hasta que sus pulmones poco desarrollado echan fuego y las lágrimas corren por sus mejillas. Grita sin parar pero la criatura no se detiene, desapareciendo en la oscuridad más allá de la niebla. Katsuki se queda nada más que con la sangre y los cuerpos en la marea.

Katsuki se despierta de espaldas con un sobresalto. Sus garras raspan la tierra en sus palmas mientras succiona el aire con furiosas bocanadas entre sus dientes. Se cierra la mandíbula y deja que el veneno fluya en su boca cuando las lágrimas amenazan con formarse en los bordes de sus ojos.

De nuevo esta mierda —.

Retrae sus garras y mueve una mano a lo largo de los pliegues vestigiales detrás de su mandíbula. Son todo lo que queda de sus agallas. El recuerdo está muy lejos pero se siente tan fresco como el día anterior.

Se acabó —, se recuerda a sí mismo. — No hay nada que puedieras hacer entonces, y nada que puedas hacer ahora —.

Katsuki gruñe suavemente. Ser testigo de la retirada del monstruo responsable de la masacre sin ni siquiera reconocerlo fue la peor parte del día. Si el sueño continuara, sabe que también habría revivido los eventos que siguieron. En todo caso, él puede tomar un poco de consuelo en eso.

No. El verdadero horror de ese día estaba en limpiar las secuelas. La verdadera pesadilla fue trabajar con el resto de los cachorros; Recogiendo los cuerpos e identificando a sus padres. Se ha salvado de ese recuerdo esta vez y está agradecido por eso.

En el ojo de la tormenta *KatsuDeku*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora