CAPITULO 8 - HOJAS QUE CAEN

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Siempre me gustaba ver como caían las hojas.

-Deberías dibujar un lindo árbol- me decía mi maestra con su voz melodiosa mientras me daba un cuaderno junto con un par de crayones.
-Gracias- dije en un toco bajo ya que a pesar de que era pequeña y podía hablar, simplemente prefería no hablar.
Empecé a dibujar poco a poco y sin importar que no quedará como mi imaginación lo veía, al menos pude darme cuenta de que a parte de ver caer las hojas me era satisfactorio, también lo era dibujar.
Siempre mis padres peleaban entre si por el mismo motivo: era diferente a los demás niños del colegio.
Finalmente se separaron y yo me quede con una hoja y unos crayones porque sabia que no me dejarían sola después de todo. Se decidió que me quedara a lado de mi padre, el fue el único que entendía porque soy así, es el segundo compañero que no me dejaría en la deriva.

El también es diferente y solo por eso, intentaba cada año darle un retrato de como lo veía.
Han pasado 10 años, ahora tengo 18 años. Hoy es el cumpleaños de padre. Ambos nacimos en el mismo día.

Mejoré mucho desde entonces, sólo faltan unos retoques que hacer, pero alguien toca la puerta 3 veces.

Dejé el pincel dentro del bote de agua con los demás.
-No puedes entrar todavía, no esta listo así que vete-
-Solo vengo a decirte que iremos a un lugar en 20 minutos, tampoco salgas de tu habitación antes- mencionó padre con su risa peculiar.

-Esta bien, espero que sea un buen lugar-.
En eso regresé a terminar el retrato, esta vez lo hice de un tamaño grande por su cumpleaños número 38 .

Pasaron 20 minutos, todo estaba listo. Salí de la puerta, el estaba esperándome.
-Eso es algo grande, espero que puedas cargarlo. Esta vez es una sorpresa-.

-Lo cargaré sin problemas, esta vez hice algo diferente. No me gustan las sorpresas pero lo toleraré porque también es tu cumpleaños.
Subimos al auto y durante el recorrido había hojas cayendo. Hoy será buen día.

Llegamos a un restaurante donde solo había cereal, me gusta demasiado el cereal así que esto es algo gratificante para mi. Padre pidió una mesa y una persona al instante nos acerco a una blanca donde reposaban dos menús.

-¿Te gusta el lugar?-
-Me gusta mucho, gracias. Aquí tienes tu regalo- le di el gran cuadro envuelto en un gran papel café.

-Eres muy amable Isis, lo abriré dentro de un rato. Aquí tienes el tuyo-
-Gracias, lo abriré ahora si no te molesta-.
No le deje hablar en ese momento, abrí el regalo. Era un reloj transparente que venia acompañado con unas acuarelas y una fotografía de ambos. Que buen regalo.
Mi padre iba a decir algo pero fue interrumpido por alguien.
-Hola, hace mucho que no los he visto-.
Voltee hacia la dirección que padre estaba enfocado, algo le molestaba y era evidente que era esa señora que venia hacia nosotros.

La desconocida se sentó en la silla vacía.
-¿Quién es esa señora molesta que se sentó sin ser invitada, padre?-

-¿Que no me recuerdas Isis? Yo estuve...-

-No le hablaba usted-
-Isis ella es tu madre, no se que hace aquí pero si quieres podemos irnos-.

¿Qué debía sentir en ese momento? ¿Tenia que sentir algo porque ella me abandono?

-Solo quiero hablar con ustedes dos, les debo una disculpa enorme. Además vengo a pedirte un poco de dinero porque no puedo recuperarme de la economía mala que hay-
-Pensé que te habías casado hace una semana-.
-No pude, sólo necesito 30,000 dólares para terminar los costos de la boda, no te cuesta nada. No seas egoísta-.
Y de la nada exploté.

-Señora usted es una persona sin vergüenza, usted abandono a mi padre y ahora quiere pedirle tanto dinero para sus gustos, eso no lo dejare pasar. En este mismo momento nos iremos y jamás vuelva a contactarlo. Usted nunca me quiso y en verdad no me importa, así que sólo cállese-.
-Isis tranquilízate, nunca te haz puesto de esa manera, intenta respirar-
-Vaya que esta niña esta loca, gracias a dios que la deje contigo porque nunca habría podido soportarla-.
Al termino de la oración, padre agarró los dos platos y los vertió directamente en la cabeza de la señora.
Después de eso, pago la cuenta y nos fuimos. No sabia que sentir y eso me hacia enojar.

Llegamos a la casa, entramos.
-Papá, ¿Por qué estoy sacando lágrimas?-

-Tal vez te duele lo que pasó. No puedo decirte que jamás volverás a sentir dolor pero puedo decir que siempre me tendrás a mi y a las hojas que caen para acompañarte-.
Agarré el cuadro por el y el lo abrió.
Lo único que pinté fue a padre y a las hojas que caen junto a el.
Empezó a sacar lágrimas como yo.







n o t a: Esta vez aparecí, creo que le haré algunos cambios a este libro por llamarlo así. Empezaré a estar al corriente con este tema de escribir, por lo mientras pueden darle un vistazo a la historia que poco a poco estoy publicando ¨DESCENDIENTES PROHIBIDOS¨

"Frases e Historias de una vida Adolescente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora