Capítulo 32

9.8K 592 80
                                    

—¡Beca, te he echado muchísimo de menos!

Acabo de entrar en casa y Lisa ya me ha hecho un placaje que casi me hace caerme al suelo de culo. Yo correspondo su abrazo con fuerza, feliz de tener otra vez a mi amiga al lado. Porque, por muchos giros que haya dado mi vida en América, ella sigue aquí.

—Lisa, que no puedo respirar —me quejo, riéndome.

Ella me suelta un poco solo para apartarme los mechones sueltos de mi pelo y colocarlos detrás de mis orejas.

—¡Estás más morena! Y más guapa... ¿Qué te han hecho en América? ¿Y por qué no me has avisado para que fuese a recogerte al aeropuerto?

—Calma, pequeño poni —le digo—. ¿Me dejas llevar las maletas a mi habitación y luego hacemos unas palomitas y te lo cuento todo?

—Pero todo, todo, ¿eh? Con pelos y señales.

Yo pongo los ojos en blanco, porque es una cotilla. Y normalmente hubiese accedido, pero esta vez no puedo. Tengo que ocultarle una parte muy importante de mi viaje que tiene nombre y apellidos, y me duele. Porque me gustaría poder decírselo.

—Vale. Vete preparando las palomitas.

Lisa no se hace de rogar y va a la cocina diligentemente mientras yo dejo mis bártulos tirados por mi habitación. Ya me encargaré de recogerlos. No es como si tuviese que trabajar o alguien fuese a venir a ver el estado de nuestra lujosa mansión.

Lo que sí que hago es ponerme un pijama limpio; es decir, una camiseta que me llega por los muslos y unas bragas de Capitán América. Remato mi look de estar por casa con un moño que deja más pelos fuera que dentro y voy a mi sofá de cuero, donde Lisa ya está esperando con un bol de palomitas. Me tiro en plancha y cierro los ojos, subiendo las piernas a la mesita del centro.

—Hogar dulce hogar —susurro.

—¿En serio has echado de menos esta mierda de sofá estando en hoteles de cinco estrellas? —pregunta mi amiga, escéptica.

—No es que haya estado mucho tiempo en el hotel, Lisa. La mayor parte del tiempo estaba de pie, grabando de un lado para otro.

Mi amiga me echa una manta por las piernas y cubre las suyas también mientras se lleva un par de palomitas a la boca, mirándome como si fuese la película más interesante del mundo.

—Pues entonces, si no has estado en el hotel, cuéntame: ¿qué has hecho para venir tan morena y tan guapa? Y lo importante, ¿por qué no me has avisado para recogerte?

—Pensaba que se te había olvidado.

—Eso nunca, bonita —dice, tirándome una palomita que me como al vuelo.

—No te he avisado porque es confidencial. Cosas de contrato, ya sabes. Siempre hay un montón de fans en los aeropuertos, pero tenemos prohibido difundir los vuelos, las horas de llegada y eso.

—¿Y has venido en bus? —pregunta, con los ojos abiertos.

—Me ha traído Hwan, no te preocupes —respondo, cogiendo más palomitas.

—Vale, ¿y qué habéis hecho?

Creo que, si hubiese dicho que me ha traído un vehículo con alguien de BTS dentro, Lisa se hubiese olvidado de todo lo demás para interrogarme, pero como es Juan pasa bastante del tema.

—Pues... Hemos visitado muchos países, pero realmente no salí a ver mundo hasta la última semana, y fue trabajo —digo, torciendo la boca—. Y después de los conciertos tuvimos que ir a Hawái para la segunda temporada de Bon Voyage.

Focus - jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora