Every breath you take [JULIANTINA]

Séptimo capítulo

Mi dulce Juls:

Pase todo el día dándole el toque final a tu sorpresa, aproveche el tiempo que pasaste trabajando para hacerlo.

He puesto todo mi esfuerzo en ello, ¿Sabes?
Incluso mis maestros de universidad se sorprenderían.

Llegaste a la casa a las ocho con treinta minutos y viste mi carta casi inmediatamente al entrar a la habitación.

Una sonrisa apareció en mi rostro mientras la a abrías, quería ver tu reacción.
Te veías confundida al principio, después alarmada y finalmente horrorizada.

Empezase a temblar de una forma violenta y también a llorar alarmantemente
¿No te gustó, Juls?...¿Por qué lloras?...¿Acaso no me amas?...¡¿NO ME AMAS JULS?!

Todo lo que pasó después fue borroso, pasó demasiado rápido.
Volteaste al armario sin dejar de llorar, posiblemente pensando en si debías abrirlo o no, pero saliste corriendo para después regresar con dos cartas que no tardaste en leer.

En cualquier momento parecía que ibas a romperte o hacer un hueco en el piso por tantas vueltas en círculo que hacías.
Estabas desesperada por decir algo pero demasiada horrorizada para hacerlo.

Te ví mirar bajo tu cama, por el conducto de ventilación y cualquier lugar en el cual yo pudiera esconderme pero fue inútil.
Verás, soy más inteligente que eso.

Sabía que me buscarias en esos lugares, así que encontré un mejor lugar al terminar tu sorpresa.
Nunca me encontrarás aquí, nunca nadie lo hará, ¿No es genial?

Puedo observarte para siempre y no hay nada que tú u otros puedan hacer para evitarlo.

Aún no habías visto tu sorpresa, ya que solo mirabas el armario, contemplando la opción de abrirlo o no.
Quizá haciéndote las preguntas: ¿Que podía ver ahí?, ¿Que podrías encontrar?
Esto no podía durar para siempre, ambos lo sabíamos.

Caminante lento hacia el armario y lo abriste sosteniendo las puertas firmemente, como si eso te ayudará a mantenerte de pie.

Era un libro de recuerdos de ti y de mí. ¡Sorpresa!
Te ví pasar las páginas, parecías sorprendida.

Nos saque varias fotos juntas mientras no veías o mientras dormías, incluso habían fotos tuyas mientras te duchabas, cuando dormías o en las que salias usando la computadora
Esparci los cabellos que tome de tu cepillo azul por las páginas y también pegue fotografías de otras parejas juntos, con nuestros rostros, claro.
Incluso coloque esa fotografía donde estabas con aquel estúpido chico, pero ahora tenía la cabeza desgarrada.
¿No lo entiendes?...

Nadie, NADIE, puede tenerte exepto yo, Juliana.
Estamos hechos la una para la otra.

Te ví llorar otros treinta minutos, parecía que ibas a convulsionarte por lo agitada que sonaba tu respiración. No imaginas las ganas que tenía de bajar a consolarte, no entendía que te había puesto tan mal.

Luego de eso te pasaste y te fuiste de la casa, para regresar luego de un rato junto con muchos policías.

Eso claramente me desconcertó.
¿Por qué traes a esa gente a nuestra casa?, ¿Por qué están en tu habitación?

Nunca me encontrarán pero si lo hacen solo arruinarán todo.
Todo mi trabajo en las últimas semanas.

Tú no quieres eso, ¿Verdad Juls?
No quieres que me moleste contigo por eso, ¿Verdad Juls?

Buenas noches mi bello ángel.

Con amor, Val.