Every breath you take [JULIANTINA]

Octavo capitulo

Querida Juls:

¿Ves lo que has hecho?
¡¿VES LO QUE HAS HECHO?!

Me desperté a las ocho de la mañana, debido a que tuve que esperar la noche anterior hasta que
cayeras profundamente dormida luego de llorar tanto y así bajar a darte un beso de buenas noches; y lo primero que ví fue a tí haciendo las maletas de una forma frenética.

Estaba confundida en un principio pero luego entendí, me estabas dejando...

Ya no me amabas, ¿Cómo pudiste hacerme esto Juls?...¿Cómo?

Fuiste la única persona a quién he querido en toda mi vida.
No tenía razones para vivir pero cuando te conocí tuve un eje de esperanza.
Pensé que al fin tenía un propósito para continuar con mi miserable vida.
Y tú te vas, tirando todo a la mierda...

¡¿COMO PUDISTE JULS?

Dejaste la habitación segundos después, arrastrando tus pesadas maletas; fue cuando salí de mi escondite y te seguí.
Ví como arruinaste tus cosas dentro del maletero de tu auto. Ví la decisión en tus ojos. Estabas completamente decidida a subir a tu auto y marcharte.

¿En serio, Juls?, ¿En serio creías que podrías librarte de mi tan fácil?
No, no iba a dejar que te fueras. Nunca dejaría que eso pasase.

Lo siento pero tuve que golpear tu cabeza, asegurándome de que quedarás noqueada para que no terminarás haciendo un escándalo.

Estaba preparada en el caso de que reaccionarias así.
Verás, con el poco dinero que me quedaba y el último depósito de mi padre, reserve una bodega a las afueras de la cuidad el mismo día que vine a vivir contigo.

Conduje tu auto hasta allí, te aseguré en tu asiento y no te quite la mirada ni un solo segundo. Admito que fue difícil, en más de una ocasión me ví tentada a desnudarte y tocarte pero yo no te haría eso Juls, yo te amo.

Me aseguré de revisar tus bolsillos para que no tuvieses tu teléfono o alguna otra cosa que me causará problemas.
Te recargue en una de las paredes de aquella pequeña y húmeda bodega para luego adentrarnos a ella y cerré la puerta.

Llamé al propietario y le dije que la última vez que estuve ahí había olvidado cerrar bien, así que le pedí que cerrara por mí, a lo que el accedió antes de que yo colgará.

Tire tu celular al suelo y me encargue de pisotearlo tan fuerte hasta asegurarme de que no funcionará más.

Aguarde unos minutos contigo entre brazos hasta que escuché cerrar la puerta, sonreí por eso.

Pasó una hora, quizás dos, hasta que pasó lo que más deseaba; ví que te moviste, estabas despertando.

Escuche un quejido débil y arrastraste tus piernas hasta que estuviste completamente despierta.

Me viste y gritaste asustada, podía ver el miedo en tus ojos. Tus gritos poco a poco se fueron convirtiendo en gemidos y luego en murmurllos.

No sé cómo pero tú vista era demasiada buena como para alcanzar a ver la maldita pistola que estaba no muy lejos de tí.
Esa pistola que tu padre guardaba en uno de los cajones de su habitación.
Esa pistola que llevé para que nadie se interpusiera entre nosotros.
La pistola que usaría para protegerte.

Pasó demasiado rápido, solo alcance a ver cuándo te lanzaste y la recogiste.

Ví la muerte en tus ojos.

"Juls...yo...yo te amo..." Murmuré con una sonrisa débil antes de sentir el doloroso impacto de la bala estrellarse en mi cuerpo.

Lo hiciste al menos tres veces más, uno en mi brazo, otro en mi pierna y en el último fallaste.
Pude sentirlo, era como un fuego ardiente en mi cuerpo, era como el infierno.

Caí al suelo retorciéndome de dolor pero al mismo tiempo riendo mientras veía como mi blusa amarilla se manchaba con la sangre que brotaba de mis heridas.

Retrocediste entre lágrimas, seguías temblando con tanta violencia que terminaste cayendo al piso y arrastrandote hasta un rincón mientras movias la cabeza con negación.

Y ahora...

Mientras me siento en un charco de mi propia sangre escribiendo esto me preguntó: ¿Que harás?

¿Usarás el cuchillo para tomar tu propia vida?

O

¿Dejarás que el hambre te mate?

De cualquier manera, estaremos juntas hasta la muerte, Juls.

Juntas desde el día en que te ví, hasta el día en que ambas morimos.

Mientras observó tu borrosa silueta en el rincón y escucho tu amargo llanto, he llegado a una conclusión...

Juls...esto es todo lo que quería, quiero agradecerte por esto.

"Gracias" murmuré juntando fuerzas que no sabía que me quedaban.

En serio, gracias.

Siempre tuya, Val.

Fin.