Every breath you take [JULIANTINA]

Sexto capítulo

Mi hermosa Juls:

Te he visto despertar está mañana, admito que no cerré los ojos en toda la noche.
Eres demasiado apasionante, te mire toda la noche, no pude evitarlo.
Cada vez que intentaba apartar la mirada de tí, algo llevaba a mis ojos devuelta a tu hermoso ser.

Tuve que resistir la tentación de salir y así tener una mejor vista de ti, lo cual fue sumamente difícil.
No podía dejar que me descubrieses, no por ahora al menos.

Tardaste bastante en el baño, así que asumí que estabas duchandote o maquillandote, ¿Por qué Juls?. Tú belleza es natural no necesitas nada más.
¿No quieres que todos te vean como yo te veo?

Te marchaste un rato después, tomaste tu bolso, las llaves del auto y tú teléfono; supongo que te dirigías a trabajar.

Dude mucho pero termine saliendo del ducto.
Solo fue necesario quitar los tornillos flojos de la rendija.

La primera cosa que hice estando fuera de aquel lugar fue ir al baño y luego deshacerme de todo lo que diera indicios de que estaba en tu casa; lo siento, pero también tire tu maquillaje, tú no necesitas esas cosas en tu cara, Juliana.

Encontré tu cepillo de peinar, era color azul como mis ojos; que gran coincidencia, ¿No lo crees?
Pero el color no era lo que me importaba, si no el cabello que había en el, eso era lo único importante.
Saque cincuenta y dos cabellos de tu cepillo, estaba satisfecha una vez que los guardé en mi bolsillo.

Pase el resto del día revisando tus cosas para aprender más de ti, sobre que te gustaba y que no.

Encontré pósters de bandas de rock bajo tu cama y por lo que veo amas las películas tanto como la música, ya que tienes una gran colección en el fondo del armario; es muy impresionante.

Pero mientras buscaba ahí me encontré algo, algo que me hizo enfadar demasiado.

Una foto tuya con un chico.

Me desagrado tan solo mirarlo.
¡¿Quien se cree abrazándote así como si le pertenecieras?!

¡ME PERTENECES A MÍ!

Sin duda la foto no te hará falta.

Eran casi las ocho de la noche, lo que me dijo que era hora de regresar a mi escondite; no faltaba mucho para que llegarás.

Estaba por entrar cuando tuve una magnífica idea.
Las mangas de tu cama colgaban por lo bajo, rozando el suelo; podía meterme bajo la cama.

Puse la rendija en su lugar y luego me deslice bajo tu cama con una sonrisa muy amplia.

Cuando volviste estabas pálida y no venías sola. Venías con tu vecino, Sergio, el cual que me dijo que rara vez estabas en casa.
Él dijo que había escuchado ruidos en la casa mientras no estabas, lo que me llevo a gritarme mentalmente al no ser más cuidadosa.

Meterme bajo tu cama fue una buena idea, ya que te asómaste a la rendija de ventilación en cuanto te dijeron aquello.
Agradeciste al sujeto y este se fue.
Por fin, tú y yo de nuevo

Aguarde en silencio por varias horas, podía estar sin mover ni un solo músculo durante tanto tiempo debido a las clases de yoga.
Pareció una eternidad la espera pero finalmente fuiste a la cama.

Esa noche sería mi oportunidad de tenerte cerca.
Tuve que ser cautelosa.
Espere hasta que estuvieses profundamente dormida y solo hasta estár muy segura me deslicé fuera de mi escondite.

Te ví ahí postrada.
Te veías increíblemente hermosa e inocente.
Ver cómo tú pecho subía y bajaba mientras que tú paseabas por los reinos de Morfeo era algo que ponía a mi corazón a mil por hora.
Observe cada curva de tu cuerpo, era perfecto; era hermoso.

Acaricie tu rostro con la punta de mis dedos, era como tocar seda.

Estaba excitada, tu belleza era abrumadora.
Poco a poco bajé mis pantalones y empecé a tocarme ahí, frente a tí.
Trate de controlarme para no despertarte pero me fue imposible.
Sentía el éxtasis, la adrenalina y el deseo de que fueras tú, invadir mi cuerpo.
Todo en ti era perfecto.
Todo en ti me hacía sentir tan bien.

Regrese a mi escondite poco antes de que amaneciera.
Me aseguré de prestar atención el resto del tiempo.
No viste mi carta más reciente, debes revisar tu buzón, Juls. Dejare está en tu repisa.

¡Casi lo olvido!
Estoy preparándote una sorpresa, revisa tu armario después de leer esto.

Siempre tuya, Val.