Los dioses despertaron, a acausa del gruñido de un estomago.
-¡Tengo hambre! -se quejo Champa.
Helles se levanto con flojera y se arreglo el cabello lo mejor que pudo. Desperto a los demas y despues de una pequeña pelea mañanera, tomaron camino.-Y... ¿Que aremos? ¿Construymos un castillo? -ofrecio Iwan.
-No. Un castillo es muy llamativo -expreso Arak con una pose de pensamiento. -Y si... ¿Hacemos una casa sencilla?
-¿Donde? -concluyo Helles.
-Compremos una isla. Y construimos una casa -ofrecio Bills.
-¿Y con que la compramos? -dijo Champa.
Todos los dioses pensaron. Unos pensaron en el robo, otros en ofecerse como guardias y otros en matar. Camiaron mientras mas ideas locas llegaban a su cabeza, se encontraron una casa de la que salian muchos humanos, con armas. Por mera curiosidad se adentraron en ella, encontrando muchas cosas.
«Puede que ya no sea un dios pero a un tengo la fuerza de uno... ¡Esto es inperdonable!»penso Liquir.
En las paredes habia pieles de zorros, cabezas colgadas y patas en llaveros.
-Hola buenos dias señorita y ¿señores? -el encargado de la tienda no sabia como catalogar a los seres que acompañaban a la hermosa mujer.
-Buenos dias -dijieron algunos.
-¿En que les puedo ayudar?
-¿Cuanto cuesta la isla? -pregunto Bills.
-No esta en venta.
-No acepto un no por respuesta.
-Lo siento señor per... -un fuerte estruendo hizo callar a todos. Se vieron entre ellos y faltaba: Iwan.
-¡A ver cabrones! ¡Disparen! -grito un esponjado Iwan. El solo habia salido a ver el lugar pero, unos hombres le querian quitar la piel a disparos. -¡¿Quieren guerra?! ¡¿Eso quieren?!
Y antes de ejecutar su Hakai, Quitela y compañia le saltaron encima.
-¡Quitense! ¡Los matare a todos! ¡Los destruireeee!
-¡Se volvio loco! -exclamo Helles y como ultimo recurso, noqueo a Iwan.
-¡Uff! En fin... Ya acabo -habia un crater, naves destrozadas y unos cuantos arboles quemados.
Reingresaron con suma tranquilidad.
-¿Seguro que no quieres ponerle precio a la isla? -pregunto Bills al miedoso hombre.
-Errrr... -si no se orinaba, se desmayaba.
-¡Oye! -hablo Champa a el encargado. -¿Estas cosas tienen valor para los humanos? -se quito una de sus pulseras y el hombre casi se desmayaba.
-¡Si! -afrimo con rapidez. Era oro puro.
-A, pues toma -Champa se quito las demas pulseras y se las entrego al homre. -Siempre las odie.
-¡Yo tambien! -se unio Bills y le arrojo sus pulsera y collar, junto con el arete de su oreja.
Todos los dioses se unieron a la causa y abandonaron sus correas de dioses.
«¡Soy rico!» penso el hombre.
-¿Esto es suficiente para comprar la isla? -pregunto Helles.
-S...
-¡Junior! ¿Donde estas? -se escucho la voz de una mujer de edad avanzada. -¡Oh! A qui estas. Buenos dias -saludo una anciana a los exdioses.
-Buenos dias -dijieron ellos con una cortes sonrisa.