Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5

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—Te saliste con la tuya ¿feliz?

Fue lo único que me dijo antes de emprender su camino y sonreírme con diversión. Sus grandes ojos brillantes se achicaron y destellaron una fugaz satisfacción, pudo haber sido mi imaginación, pero con el tiempo descubrí que efectivamente ella atesoró nuestro contacto.

Los recuerdos de esos días próximos no son realmente nítidos para mí. No porque consideraba que eran irrelevantes, era, al contrario. Pensar en Lucy y su beso provocaba que diera vueltas en ese recuerdo al menos dos horas. La situación efectivamente se deslizó de mis manos y se estrelló contra el suelo salpicando su hermosa figura.

Aunque poseía con admiración lo que anhelaba mi cuerpo me cuestionaba si era realmente suficiente. Cada vez que Lucy atravesaba el salón en compañía de su círculo de amigos y se percataba de mi presencia ella me regalaba una pequeña sonrisa discreta.

Por ese entonces pensé que era una mujer muy cruel. Sinceramente creí que no existía nada más que sus suaves labios y el calor devastador de su cuerpo aproximado al mío durante esos dulces segundos. Repentinamente me vi abrumado por el deseo de tenerla conmigo que ninguna compañía femenina fue suficiente para amortiguar mi deseo. No deseaba admitirlo y persistí con ello hasta unas semanas después, lamentablemente mi comportamiento no pasaba desapercibido para Gray ni Gajeel, ambos tan burlones como siempre aquella mañana se mostraron extrañamente serios frente a mí.

—Simplemente ella te gusta.

Habló Gajeel luego de beber su té, el silencio entre nosotros se intensificó y la mirada cargada de seriedad de Gray no fue realmente amable.

—Se lo viví diciendo desde hace meses—replicó a la par de un pesado suspiro—¿crees que me escucha? Ni siquiera se digna a echarle un vistazo a las nuevas.

Gajeel asintió y me lanzó una mirada analítica, asentía con la cabeza como un extraño profesional, lo miré con el ceño fruncido.

—Oye cuidado con tus palabras. No fue casi nada de tiempo—respondí ya molesto, no podía creer que tuvieran el atrevimiento de hablar libremente de mi supuesto interés amoroso.

—Fue medio año—el idiota de mi amigo ni siquiera tuvo la dignidad de ocultar su risa burlona, iba a darle un buen golpe de no ser que en ese entonces por primera vez me detuve a analizar mi situación.

Era cierto, vivía pendiente de Lucy durante medio año y aunque me haya mentalizado en dejarlo de lado me fue imposible. Siempre pensaba en ella como si fuera realmente importante. Y lo era, aquel descubrimiento me hizo perder la compostura, Gray y Gajeel reaccionaron aterrador en cuanto gruñí lanzando maldiciones.

—¡Arg! ¡la detesto! —farfulle, necesitaba verla y aclarar las cosas. Recuerdo que mi corazón se aceleró al revivir su última imagen del día. Lucía tan hermosa dentro de ese vestido blanco tan simple.

—¡Engendro! ¡quita ese rostro de embobado! —el grito espantado de Gray me alejo de mis bellos pensamientos.

—Cierra la boca, Gray.

—Uy ¿te interrumpí mientras babeadas por Lucy?

Percibí el calor acumulándose en mi pecho, estaba harto, cansado de sus burlas, Gray se creía mejor que yo simplemente por tener experiencia en el estúpido amor.

—Pero bien que el año pasado disfrutabas de meterte con cuanta chica se te cruzaba—inmediatamente mi voz cargada de resentimiento recayó sobre Gajeel—tú también clavo oxidado ¿lo olvidaste? Ahora se hacen los muy correctos.

Ambos se miraron unos segundos y suspiraron como si yo fuera un caso perdida ¿era enserio? ¿yo estaba equivocado?

—¿Que tanto se miran, idiotas?

Gray negó con a su cabeza y noté que su mirada se ablandaba.

—Solo que sigues insistiendo en que no te gusta ¿qué hay de malo? No tienes que fingir con nosotros.

—Así es Salamander. Si ella te gusta solo ve ¿por qué te esfuerzas en convertir todo esto en un drama?

En ese instante me pregunté qué tanto pretendían saber, o no sé qué cosa, solo me quedé observándolos y el temblor de mis parpados me dio el indicio de que estaba por explotar.

—¡¿Qué rayos les hace pensar que estoy enamorado de ella!? ¡Por un demonio, me golpeó abajo y pretendió robar mi auto para dejarlo por allí!

Mi respiración me cobró factura y comencé a intentarlo calmarme para respirar debidamente, Gajeel golpeó a Gray en el hombro sacándolo de su sorpresa. Pensé que ambos se resignarían y me dirían que Lucy hizo mal, era lo mínimo que esperaba de parte de ellos.

¿Y que obtuve?

A Gray partiéndose de risa golpeando la mesa con su mano sin poder siquiera articular algo coherente y Gajeel, oh ese desgraciado se burlaba con un poco más de pudor, pero sus ojos se achicaban por las sonrisas burlonas que se asomaban en su rostro.

—¡Que les den!

Tomé mi mochila y le proporcioné una patada a mi silla. Me alejé con la despedida de sus risotas taladrando mi cabeza. Al estar lo suficiente solo me senté sobre el césped de un pequeño jardín.

Sé que sonará a algo que no haría jamás, pero lo hice, me senté a reflexionar sobre mi irritación repentina y la inconformidad que me arrastraba esos últimos meses. El recuerdo de Lucy y el contacto de sus labios me llevaban a un maravilloso lugar, deseaba tenerla a mi lado y tomar su mano, las cosas estaban saliendo de control.

Acomodé mi mochila contra el árbol y me recosté para sentir sin límites el aroma del pasto y la brisa fresca de la mañana, pronto sería primavera. Sentí mis ojos pesados y me dejé caer ante la ensoñación.

No recuerdo lo que soñé, actualmente me ocurre lo mismo. No suelo ser de intentar recordarlos, sin embargo, un aroma me arrancaba de mi sueño, una calidez reconfortarte me incitó a luchar por ver la realidad.

—Maldición...

Abrí mis ojos y un dolor punzante arremetió contra mi cabeza. Inmediatamente todo malestar que me atormentaba se esfumó al toparme con aquellos ojos grandes y brillantes de curiosidad. Las mejillas de Lucy pintadas con un sutil sonrojo me recibieron como si fuera digno de ello.

—Estabas dormido y pensé que tal vez sería peligroso.

—¿Temías por mi seguridad, linda?

Lucy rodó sus ojos y me golpeó con su mano en un movimiento juguetón. Pensé que ella se levantaría y se marcharía con furia, pero fue sorprendente verla suspirar con tranquilidad. Repasé las palabras de Gray y Gajeel, no comprendía ciertamente que tan verdaderas eran, pero yo nunca fui un desgraciado, solo disfrutaba de salir con chicas y esas cosas. No existía nada de malo.

—Lucy...

—¿Si?

Supuse en ese momento que mis deseos debían aflorar, era momento de dejarme llevar sin complicaciones y luego todo iría como tal vez debería ir.

—Ten algo conmigo.

Ella no dijo algo más, no me contestó ni mostro indicios de levantarse indignada. Para mi sorpresa ella sacó un papel de su bolso y me lo entregó con una sonrisa dulce.

—Te veo mañana, Natsu. No llegues tarde.

Mis ojos no se despegaron de aquellas letras cursivas refinadas y perfectamente equilibradas en un vacío perturbador, repentinamente la energía me invadió y me aliste para irme a mi departamento. La emoción me hizo imaginar una y mil maneras de abrazar a Lucy, duraron solo unos cuantos segundos porque la mirada fija achocolatada de esa muchacha sin nombre me hizo sentir incómodo. Gray probablemente tenía razón, debía dejar de meterme con cualquier chica, capaz alguna podría hacer actos terribles en nombre de su obsesión. 

AYERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora