Cap2. Chico antipático

10 2 0
                                    

-Me dejas un bolígrafo porfavor? Olvide los míos.- intente sonar lo más amable posible, porque en mi interior tenia ganas de discutir sobre lo que paso antes.

-Encima de llegar tarde se te olvidan las cosas? Eres un despistado jovencito

-A quien llamas "jovencito"?! No creo que tengas muchos más años que yo! - en ese momento tan solo sonrió por un segundo y me miró enarcando las cejas, para acto seguido continuar copiando la pizarra sin despegar la vista del papel. Antes de que pudiese recliminarle nada, aunque bueno, son sus bolígrafos y como una vez leí en un paquete de azúcar (muy sabios por cierto) "Quien tiene el don de pedir, concede el don de negar" Con la mano contraria a la que usaba para escribir me extendió un bolígrafo, y lo tome diciéndole gracias tan flojo que espero no lo oyó, porque soy algo rencoroso y lo de esta mañana no lo olvido.

Así conseguí "mi" bolígrafo, que use para copiar matemáticas, no me acordaba ni de las tablas de multiplicar (admitanlo vosotros tampoco os las sabéis tan bien) pero hice lo que pude. En el cambio de hora, todos se levantaron nada más sonar el timbre, algunos salieron haciendo caso omiso a lo que pone en las normas. Pero es algo normal. Se me acercaron un grupo de dos chicos, no me moleste en mirarlos muy bien, e incluso creo que uno no era de mi clase si no que simplemente sería algún colega, para preguntarme porque llegue tarde.

-Me dormí, no tengo porque daros explicaciones- Admito que soné algo borde, pero no tanto como para que se pusiese en plan "oh dios mio, hirió mis sentimientos" *pose de ofendido total* -_-

-A mi socio no le hables así, que te parto la cara

-No quiero problemas...

-Pues a ver pensado antes de hablar, eres un cobar---

-Acaba de decirte que no quiere problemas, podéis marcharos? . - En ese momento el chico-boli de la entrada; disculpen no se me dan bien los apodos; Soltó esto, ni siquiera les miro, pero ellos simplemente se giraron y se fueron refunfuñando, para que el encargado de la siguiente hora llegase. No entiendo porque lo hizo, pero no me quejo, un punto para el chico.

Las siguientes clases no tienen nada de especial, cuando no copiaba cosas de la pizarra oía al maestro contar cosas aburridas sobre su vida, o sobre que no debemos hacer el vago, que este es un curso importante y bla bla bla

Nada que contar, sonó el timbre que indicaba que era la hora del recreo por fin. Tenia un hambre enorme, no pude desayunar después de todo, así que menuda alegría me llevé al oirlo. Además, ya estaba en esa edad en la que podía salir del centro en los recreos, así que decidí dar una vuelta.

Pensé en ir solo pero el chico de antes empezó a seguirme nada mas salí del aula.

-¿Qué quieres? Ya te devolví el bolígrafo, no soy un ladrón si por casualidad también lo piensas

-Voy contigo

-Porqué debería dejarte?

-Debes- me miró sonriendo, pero casi sentí una aura maligna saliendo de su sonrisa, como narices lo hace para dar tanta grima? No me atrevi a contestarle y solo seguí andando. Hasta que iba a girar hacia la derecha y parece que el quería ir hacia el lado contrario así que me agarró del brazo.

-¿Que haces? ¿Podrías soltarme?

-Tan solo sígueme

-Pero quiero ir a comer algo

-Tan solo sígueme

-Me estas escuchando?

-No me hagas repetirlo

-O-oye! - cuando empezó a apretarme del brazo decidí simplemente seguirle, bueno más bien fui arrastrado por el, tiraba con fuerza de mi brazo cuando me desviaba lo más mínimo, lo cual no era muy agradable.

Llegamos hasta una carretera donde había poco movimiento, pero los pocos coches que pasaban lo hacían rápido, como si no mereciese la pena parar a mirar, o siquiera ver que había en esa larga calle. Practicamente era una zona poblada de pisos, todos en edificios bajos y seguramente pequeños.

Nos paramos frente a esa carretera, donde finalmente liberó mi brazo.

Seguía confuso y hambriento, o me daba una explicación ahora mismo o práctico canibalismo aquí mismo (Niños, no intenten esto en casa)

-Se puede saber que hacemos aquí? No es que no me gusten los paseos, pero tengo hambre y queda poco para tener que volver a entrar. Deberíamos volver

El simplemente se quedo sonriente, mirando a un coche grande que iba a cruzar, empiezo a pensar que tiene alguna clase de problema psicológico o algo.

En ese momento todo sucedió rápido. No pude pensar con claridad, el solo me agarro y empujó con fuerza, perdí el equilibrio resbalando con una pierna pero sin tiempo como para que mi otro pie me devolviera el equilibrio perdido. Me lanzó, como si fuese un trozo de madera hacia la carretera, justo cuando el coche iba a pasar en frente nuestra. Mi corazón empezó a palpitar rápido porque en ese mismo instante tuve miedo.

Miedo de morir. Miedo del golpe que el coche iba a darme, de las heridas que podría ocasionarme, no sólo a mi, si no a mi madre. Ella me quiere tanto o más que como yo la quiero a ella. Si me pasase algo estaría muy triste, tuve miedo de verla triste, de verla llorar, o de no volver a verla. Miedo de que no hice nada en mi vida que iba a ser recordado por nadie, seria solo un cadáver. Todo ese miedo se concentró en milésimas de segundo en mi corazón.

Pero no sólo sentí eso. Una punzada de, quizás odio? No lo sé, se clavo en mi pecho cómo una flecha al ver como el sonreía de oreja a oreja al empujar me tan fríamente, acaso el quería matarme? Después de ver esa expresión divertida en su rostro puedo asegurar que lo hizo completamente a posta, y que no iba a arrepentirse jamás por ello.

Solo recuerdo tener el tiempo justo para cambiar mi vista hacia el coche ya chocando contra mi.

Todo se volvió negro, pero no vacío. . . . . Ese momento no estaba vacío. . . . .

Espíritu oscuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora