Capitulo 3 Encuentro

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La insistente alarma le despertó de inmediato

-tengo la impresión de haber soñado algo nostálgico... - se levanto de un suspiró, lo único bueno es que no llegaría tarde a la escuela pero no es como si le importara mucho

Cómo todas las mañanas, Kujo Jotaro un joven de 17 años de casi dos metros de alto, músculos y un mal humor palpable, se disponía a seguir con su rutina, que no era más que alistarse, comer algo, alimentar a su mascota y caminar a la escuela para encontrarse con su ¿único amigo? Noriaki Kakyoin

Era todo lo que hacía realmente, la escuela nunca le fue un obstáculo, las mujeres le eran insufribles y parecía que Kakyoin era el único con quien podía ser alguien más tranquilo, no consideraba que tenía una vida complicada, existía pacíficamente... Recientemente

... Aunque algunas ocasiones había una persona que hacía su vida de cabeza, su abuelo, no lo odiaba pero lo consideraba un hombre excéntrico que no sabía en qué gastar la enorme fortuna que su familia tenía y que salía con cada "sorpresa"

-Jotaro ~ ¡mira quien está aquí! - la cantarina voz de su madre le hizo darse cuenta que allí estaba el causante de las cosas bizarras en su vida

-¡Jotaro! ¡Creces tanto en poco tiempo! - río alegre su abuelo

_. _. _. _. _. _

-¿porque esa cara Jotaro? - preguntó el peli rojo

-el viejo vino de visita - gruño caminando junto a Kakyoin

-oh, entonces pasaré a saludar a tu abuelo cuando volvamos de la escuela

-tengo el presentimiento de que de nuevo, traerá cosas molestas a mi casa - soltó

-no todas las cosas que trae tu abuelo son malas, tienes a tu querido amigo emplumado - río bajito - es algo... Tierno viniendo de ti

-¿Quieres conservar tus dientes Kakyoin?

-.-.-.-.-.-.-.-.-

-vamos, no estén tristes - ánimo Jonathan a los otros, que bueno, muy contentos no se veían

-¿que? ¿Todavía sigues tratando Jojo?

-vamos Dio, ¡me tienes que ayudar!

-¿como van chicos? - preguntó Joseph a los dos universitarios, que como siempre, estaban juntos lidiando con lo que les encargaba

-¡no son perros de la calle Joseph! - exclamó Dio, detrás suyo un grupo de 5 "pequeños" estaban en silencio, aunque sus rostros eran bastante expresivos dando a relucir su sentir en cada uno

-Dio tiene razón en eso, traerlos así nos creo que sea bueno - insisto Jonathan

-tonterías, no iba a dejar a estos pequeñines solos, ¡solo son unos niños!

-si vuelve a llamarnos pequeñines voy a romperle esa mano robótica de nuevo - murmuró el de cabello plata, ya harto del anciano

- Jojo, tienes razón, parece alguien agradable - río ante la amenaza del mayor de los 5 hermanos

-bueno, supongo que deben de tener hambre y estar algo aburridos, el vuelo hasta aquí fue agotador - ignoró la amenaza - mi hija Holly ya está haciendo algo para la comida y les podre presentar a mi nieto, mientras tanto Jonathan y Dio les dirán sus habitantes si quieren descansar

-no somos mayordomos - gruño molesto el rubio

-pero de todas formas lo haremos tío Joseph - río tratando de evitar que Dio intentará matar a Joseph, de nueva cuenta

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