Capítulo 2

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Aquella mañana resultaba bastante aburrida, al fin y al cabo, a ningún niño le gusta pasar toda la mañana en la escuela escuchando las explicaciones en un tono neutro y sin emociones del monótono profesor, dando la sensación de que el tiempo se detenía a cada tanto. A pesar de ello jamás perdía la concentración en las enseñanzas de los maestros, era imprescindible ser un estudiante modelo si quería alcanzar su trabajo soñado, deseaba ser doctor. Aunque luego de todo el dinero gastado en el juicio no podría permitirse sacarse el doctorado, al menos podría llegar a ser enfermero, y con el tiempo podría conseguir ser lo que deseaba, era por ello que no dejaría de estudiar lo que mas le gustaba. No tenía prisa, de hecho, le primaba el aprender, era fascinante la anatomía humana, su funcionamiento, los engranajes lo que lo compone y hace que pueda moverse, ver, sentir, incluso pensar. Era asombroso la resistencia del cuerpo humano y hasta que punto podía llevar al limite su aguante, pues los humanos habían evolucionado para tener la mejor resistencia, mas de lo que podían llegar creer. Pero sobre todo, lo mas atractivo de dedicarse a la medicina, era tener en sus manos el destino de los pacientes, el poder de salvar vidas... El poder de arrebatarlas.


Una vez llegada la hora del descanso se dispuso a guardar las cosas que tenía en su mesa y se dirigió al comedor donde había quedado con Bren como siempre, mas se sorprendió cuando por los pasillos vio una aglomeración de niños alrededor de un grupo de cuatro chicos. Temiendo de quien podría tratarse, se abrió paso entre la masa de gente, viendo así con claridad como su amigo miraba desafiante a un alumno mayor que el, quien estaba acompañado por otros dos. —Vamos enano, haz eso que haces siempre.— Ordenaba el mayor con una sonrisa maliciosa y déspota, denotando sus intenciones de humillarlo mientras acortaba la distancia para amedrentarlo. —Es gracioso, me recuerdas a cuando sacas un pez del agua y comienza a retorcerse—

—A lo mejor es como en la película de "El Exorcista" y está poseído.— Agregó otro de los bravucones a modo de burla mientras el tercero imitaba unas convulsiones que mas bien parecía haberse electrocutado, seguido de varias risas que el rubio sabía perfectamente como le afectaba a su amigo. Corrió sin dudarlo para interponerse entre los acosadores y Bren, mostrando una mirada severa, alzando la cabeza en dirección a los mayores, quienes no perdieron la oportunidad de tratar de humillar a ambos niños —Pero si ha venido tu novio al rescate— No obstante, Andy se mantuvo firme, mientras Bren le dedicaba al chico mayor una mirada furtiva. —¡Déjenlo en paz! O le diré al director que lo andan molestando— Advirtió el rubio extendiendo los brazos, haciendo así de escudo humano. Aunque mostrase serenidad, por dentro sentía rabia, inquietud. Bren lo había salvado, y de hecho, era su único amigo, alguien que le importaba, no dudaba en protegerlo y no permitiría que le faltasen el respeto, para él era un héroe, su héroe.

Ante esto, recibió una fuerte carcajada de parte de los tres chicos mayores, pero sus burlas hacia él no le importaba, solo quería que su amigo estuviera bien y no lo lastimaran. El abusón principal se acercó al rubio, tratando de ser intimidante y de quebrar la determinación del menor. Pero al ver que no se movía, optó por empujarlo, cayendo de espaldas encima de Bren, quien emitió un quejido de dolor al no estar aun recuperado del todo. Andy se apresuró en apartarse al escucharlo y se posicionó esta vez de rodillas, mirando con una expresión de preocupación en dirección al moreno. —¡¿Estas bien, Bren?! Lo siento— Dijo preocupado para luego ayudarlo a levantarse. Ambos miraron a los mayores irse, y esta vez Andy si mostró una discreta expresión de disgusto. —Sois un par de maricas muy aburrido, mejor avisanos cuando Bren se ponga "divertido". — Aquello enojó de sobremanera al moreno, estallando en gritos que fueron ignorados —¡¿A quien llamas marica?! ¡Te voy a matar! ¡Y no soy un mono de circo!— El rubio lo agarró del brazo para evitar que hiciera alguna tontería, aun así, siguió vociferando hasta que los tres mayores se fueran, provocando así que el grupo de alumnos se dispersara al no haber nada mas de interés. Una vez pareció volver los pasillos a su relativa calma, Bren apartó el brazo con brusquedad del débil agarre de su amigo y se marchó cabizbajo. El rubio entendía el porque de aquella reacción aunque no la compartía, y de hecho, le molestaba, su amigo en ese momento se avergonzaba de que lo defendiese, creyendo que así disminuía su masculinidad. No era justo, él se había comprometido a pagarle por salvarle la vida, sin importar que pasara, no se apartaría de su lado, se consagraría a cuidar de su héroe aunque este tratase de alejarse.


Nuevamente el descanso la pasó solo, sabía que Bren era de los que necesitaba su tiempo para calmarse, y si lo molestaba, solo conseguiría enojarlo mas y le diese el ataque. De ser por el mismo, iría tras su amigo, lo abrazaría y le diría que todo va a estar bien, que siempre lo protegería, pero era consciente de que no sería visto con buenos ojos, ni por Bren, ni por los demás alumnos, encontrando solo el rechazo del moreno si lo intentaba.

Procuró no pensar mucho en lo sucedido, queriendo centrarse en las clases, pero a cada tanto no podía evitar recordar lo que pasó, a pesar de que no le afectase las palabras de unos abusones, si que le daba importancia a la reacción de su amigo. Ver como se molestaba fácil por esas cosas lo llenaba de inquietud ¿Y si no se cansaban de molestarlo? ¿Y si a raíz de esas burlas Bren se distanciaba de él? ¿Y si ya no querría verlo mas? Comenzó a palidecer, se puso nervioso, cualquiera que lo viese en ese momento sabía que algo no iba bien, su expresión de angustia lo delataba, y por primera vez deseaba que terminase las clases en ese mismo momento. Debía hacer algo ¿Hablar con Bren? No, sabía que él no era el problema, lo eran esos chicos, ellos estaban molestando a su amigo, lo apartaban de él, de ningún modo iba a permitirlo. Entonces una idea cruzó por su cabeza; debía evitar que siguieran molestando a su amigo, pero con esa clase de chicos problemáticos y con gusto por humillar al mas débil, solo quedaba el camino de la fuerza. Y si, no estaba siendo hipócrita, sabía perfectamente que él hacía lo mismo, sentía un placer inexplicable por torturar criaturas inferiores, pero esto no se trataba de ser un justiciero, si no de procurar que no apartasen a Bren de su lado.

Feeding Lamb [Precuela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora