YGTB | mini historias.

Vine por ti. Inhong + Siyun.

Vine por ti. Inhong + Siyun.

Miró a su alrededor, deteniéndose en una figura encapuchada que se acercaba a paso lento hacía él, intentó hablar pero la voz no le salió y fue sustituida por el mutismo, no entendía que pasaba. En un momento de distracción por su reciente mutismo, no se dio cuenta cuando el individuo encapuchado siguió avanzando y ahora se encontraba a solo diez metros de su persona, mientras estiraba una mano calaverica hacía su cuello; antes de poder reaccionar, el encapuchado ya lo tenía al borde del desmayo estrangulandolo, pero al ver que estaba perdiendo la conciencia, lo soltó. Al verse liberado, se encontró tosiendo desesperado en un intento de volver a respirar y llenar sus pulmones del oxígeno que le habían robado hace un minuto antes, cuando pudo respirar mejor, volteó asustado hacia el encapuchado y reparó en algo que antes no había notado, se encontraba amarrado de pies a cabeza por unas cadenas que lo aprisionaban cortando toda posible movilidad, pero que no lo estaban lastimando, ¿qué sucedía? Miró finalmente a la persona frente a él, que ahora se descubría el rostro que antes estaba totalmente cubierto por la capucha, dando paso a un rostro tan familiar que sintió que se le volvía a cortar la respiración de la impresión, su mejor amigo, Yun Siyun, se encontraba frente a él, pero no era como lo recordaba. El chico frente a él era más un cadáver en movimiento que persona. ¿S-Siyun? preguntó entonces, con voz temblorosa y cargada de sorpresa, creía que su amigo había muerto en un accidente automovilístico hace un año atrás, es más, vio con sus propios ojos el cuerpo sin vida del chico y como lo enterraban, no entendía porque estaba ahora frente a él. Entonces escuchó su risa, que se volvían carcajadas mientras se tomaba el estómago, duro un minuto en eso y luego se detuvo abruptamente, como si no hubiera estado retorciendose de risa anteriormente, miró en su dirección con ojos desorbitados y una expresión de burla se asomó en su rostro, acercándose un poco más, dijo con tranquilidad: Hola, Inhong. Vine por ti, mientras estiraba esa mano calaverica otra vez hacía él y todo se volvía negro.