"La locura te mantiene a salvo"

28.3K 1.9K 144
                                    

Grant

Sus ojos grises llenos de lágrimas me miran temblorosos, su labio inferior esta mordido para evitar escapar un sollozo pero su expresión demuestra más miedo de lo que harían unos simples llantos. Me acerco y ahora libera su labio inferior empezando a llorar más guerra a medida que yo sólo levanto el cuchillo a su dirección.

—Por favor no, ni si quiera sé quién es ella.—suplica pero no le presto atención. Coloco el cuchillo bajo su barbilla y lo pego un poco a la garganta, sin mucha presión. Traga saliva y sus lágrimas aumentan.

—¿Que buscabas?—cuestiono levantando su rostro, obligándola a mirarme.

—Sólo...—se queda en silencio y aprieto el cuchillo, ahora obligándola hablar. Solloza. —Quería descubrir que hablabas con mi padre.

Estallo en una carcajada y quito el cuchillo de su garganta alejándome un poco, me mira confundida.

—Tu papá te ha puesto en peligro, ¿eh?—sonrío. No dice nada, se queda en silencio sin entender. —Eres una perra curiosa.—murmuro sin esfumar mi sonrisa.

—Déjame ir.—suplica una vez más.

—Resulta que no puedo.—hago una mueca. —Es matarte o...matarte.

—Entonces hazlo.

—Curiosa y valiente, ¿eh?

—Perro que ladra no muerde.—encoge los hombros.

—¿Disculpa?—arqueo las cejas.

—Es la tercera vez que me puedes matar y sin embargo...sigo viva.

—Estas jugando con tu vida, pequeña.

—Es matarte o...matarte. —me remeda. Esbozo otra sonrisa sin mostrar mis dientes, saco un cigarrillo de mi chaqueta de cuero y lo enciendo mirándole. Le doy una gran calada y mantengo el humo un poco antes de expulsarlo, camino hacia la silla, me siento, coloco mi cabeza hacia atrás y lo expulso.

—Me diviertes.—digo con el cigarro entre mis labios.

—No veo cómo.

—La imagen de ti amarrada a una silla, triste y tratando de parecer segura ante a mí mostrando que no le temes a la muerte, me divierte.

—No le temo a la muerte.

—¿Ah no?—cuestiono burlón mirando mi cigarrillo.

—Y a ti tampoco.—murmura y por otra vez más curvo mis labios hacia arriba. Me levanto en silencio tirando el cigarro al suelo sin terminarlo, tomo el cuchillo con fuerza y me acerco a ella para ponerlo en su garganta de una vez y acabar con esto.bSe muerde el labio inferior y no quita sus ojos grises de los míos.

—Le mandaré saludos a tu papi.—digo apretando el cuchillo contra su garganta pero no lo suficiente como para matarla.

¿Que mierda estoy haciendo? Estoy matando ¡No puedo!

Trato de nuevo de apretar el cuchillo para verla desangrarse pero de nuevo no lo hago. La miro con frialdad y aparto el cuchillo bruscamente, me doy la vuelta y me alejo, ella ha cerrado sus ojos unos segundos y los abre al ver que me he apartado. Una inyección pudo haber sacado más sangre de lo que logré sacar.

Subo las escaleras del viejo local a donde la he traído. Solía traer a la mayoría de las victimas aquí y Michael me ha devuelto las llaves. Me quedo en seco mirándola y hace lo mismo, confundida, pero estoy seguro de que estoy mucho más confundido que ella.

—No lo has hecho. —dice tragando saliva.

¿Acaso le temo a Mierditti? Claro que no, estoy en un trabajo para el pero su pequeña zorra no me deja continuar con mi vida.

Shades Of Cool {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora