Manos, asquerosas manos estaban por todo mi cuerpo, paseaban de arriba a abajo, podía sentirlas y oler su asqueroso sudor, estaba encima mío el repugnante Dylan; veía su cara de satisfacción, oía sus susurros pervertidos, detrás se encontraban los otros dos malditos riéndose de mí, sus carcajadas suben de tono y siento mis oídos retumbar, quiero salir de ahí; se acerca a mi uno de ellos y justo en su pelvis noto algo, no distingo si es un tatuaje o una marca, es una estrella de cinco picos, la estrella del diablo; y seguro que si lo era, ese maldito era un diablo.
Desperté sudando completamente, mi almohada estaba llena de sudor, lágrimas, llantos y pesadillas, sentía que aunque quisiera no podría volver a conciliar el sueño, esas imágenes no se borraban de mi mente, estaban ahí, impidiéndome descansar; no se si sea iluso de mi parte el esperar que en las noches pueda vivir una realidad distinta a la que me tocó, que quizá en mis sueños pudiera ver a la chica que solía ser, pero lamentablemente mis noches siguen siendo una pesadilla al igual que mi vida.
Me encuentro sentada en el orillo de mi cama, mirando hacia el suelo sin pensar nada, estoy en blanco, anoche me acosté sintiéndome plena con lo que me rodeaba, porque no todo esta perdido y siempre habrá una luz, en este momento exacto, no veo la luz. La oscuridad de mi habitación y de mi corazón están opacándola.
Decido ir a la cocina por un poco de agua, esa pesadilla me dejo agotada, seca y devastada; intento no hacer ruido para no alertar a mi abuela. Mis pasos son muy lentos y precisos, el camino no es muy largo, al pasar por la puerta creo que lo he logrado, pero no pensaba que al encender la luz me encontraría con mi abuela, ella sentada con un vaso de agua sobre la mesa, mirándolo como si en el se ocultaran los mas locos secretos del universo y aunque eso me sorprendió sabía que la razón de su desvelo eran mis pesadillas.
- Abuela, ¿Qué haces despierta a esta hora? – que tonta pregunta acabo de hacer, pero a pesar de eso, necesito salir de dudas.
- Te escuché gritar – su respuesta fue tan cortante que me asombré, no había ni una sola pizca de esa señora dulce que me levantaba antiguamente todas las mañanas para ir al trabajo.
- No te preocupes Abu, fue solo una tonta pesadilla, nada alarmante. – mi cabeza no llegaba a dimensionar aún la oración que acababa de soltar, fue mi mecanismo de defensa el que habló por mí; odiaba tener que involucrar a mi ángel en mis desvelos y dolores. No sabia que hacer o decir para que ella no sintiera sufrimiento en su corazón al saber que, aunque yo intentara ocultarlo, estaba rota.
- ¿Por qué no me hablas con la verdad Melody? ¿Tan mala he sido para que me ocultes como te sientes? – la sinceridad en su voz era desgarradora para alguien como yo, una joven con una mascara mas grande que sus sueños, posiblemente muy difícil de quitar.
- No puedo hablarte con la verdad, no me lo perdonaría – estaba siendo sincera con ella, mostrarle lo dañada que estoy mentalmente, sería peor que todas las heridas físicas que cuidó diariamente con lágrimas en sus ojos.
Al decir esto, ella se acercó caminando lentamente, en todo el camino mantuvo su mirada en el vaso, cuando estuvo frente a mí me dio una mirada tierna, suave y bastante desgarradora; puso el vaso sobre la mesa y tomó mis manos, las acarició como si ellas fueran mi corazón o al menos así lo sentí yo.
- Hija, yo jamás sentiría lastima por ti, si eso es lo que te preocupa. Yo solo quiero que te abras conmigo, muéstrame lo que te tiene intranquila, ábreme tu corazón, cuéntame lo que te atormenta por las noches... amor, tu y yo estamos juntas en esto, no creas que te voy a dejar sola. – susurra las ultimas palabras mientras varias lagrimas recorren sus mejillas. – no quiero que sigas llevando tu sola toda la carga de la tragedia, permíteme cargar junto a ti ese peso.
Mi silencio fue su respuesta, ella soltó mis manos al darse cuenta de que yo no me abriría como ella quisiera, ella no se imagina que daría yo por poderle contar todo, pero mi corazón y mente me lo impedían.
- Melody, acaso tu crees que es vida para mi el escucharte gritar por ayuda, acaso crees que ya no sufro al pensar en todo lo que te hicieron y yo no poder hacer nada para arrancarte esas marcas, cuéntamelo todo mi amor, quizá de esa manera logres descansar mejor. – sus palabras fueron desgarradoras porque venían acompañadas de mucho llanto, yo la amo, y sé que desde que Dylan arrasó con mi vida, la he estado alejando poco a poco para no lastimarla. – llevo treinta minutos sentada en esa silla, pensando en que puedo hacer para ayudarte, que puedo lograr con mi amor Melody, pero si tu no pones de tu parte nunca saldrás de ese hueco en el que te has metido. Yo te amo y escuchar como suplicabas en tu habitación me ha roto; dime que puedo hacer.
- No debes hacer nada por mí, yo sé que me amas porque yo también te amo, pero por favor, no quiero que vuelvas a pensar nada relacionado a mi pasado, solo piensa en las dos y en un futuro distinto a éste, esa seria una excelente ayuda para mí. – quería que mi abuela dejara de pensar en mí, que empezara a vivir por ella, a hacer cosas para ella porque si la enfrascaba en mi vida, lo más seguro es que terminara volviéndose loca.
- Melody a pesar de que creas que me puedes tratar como a una niña, no lo soy, así que no me puedes pedir que deje de pensar en ti porque tu eres mi mas grande orgullo, preciosa yo estaría dispuesta a morir por ti, y como veo que esta conversación no tiene ningún fin, seguiré pendiente de ti sin importar que tu no quieras ser sincera conmigo. – me sujetó de la mano como niña pequeña y me subió por las escaleras hacia mi habitación.
Al llegar a mi habitación decidió que era mejor plan quedarse a dormir conmigo, y como lo hacía en mi niñez, empezó a acariciarme la cabeza y cantar una canción de cuna.
Esto nos daba tranquilidad, el escucharla a ella cantar era devolver el tiempo, era rememorar esos sucesos tan bellos de mi infancia y sentirme en casa, sentir a mis padres, su amor. Hace rato no sentía esa paz y tranquilidad, donde sea que ellos se encuentren... sé que me cuidan, ésta noche sentí su cariño, ese que me faltaba para poder dormir tranquila.
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Lamento mucho el haberme alejado tanto, siendo sincera no me queda casi tiempo para nada que no sean trabajos de la u, espero y me entiendan.
espero que disfruten de mi amada melody y su adorable abuela, besos!
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Fuga de ilusiones
RomanceMelody Scott una chica amable, bondadosa y responsable, decide cambiar tras una trágica noche ... el odio, la desconfianza y el rencor se apoderan de ella, convirtiéndola en una chica rota. "Mírame como cuando nos conocimos, mírame infeliz , si es...