Capitulo 1

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Estoy de pie en la parada del autobús, creo que caeré rendida apenas llegue a casa, fue un día realmente pesado. Mis manos duelen, mi cabeza esta a punto de explotar y para colmo de males creo que pesque un resfriado, no ha sido una semana muy buena para mí. Tuve uno que otro inconveniente con algunos clientes y eso me puso los nervios de punta porque generó que mi jefe estuviera pendiente de todos los movimientos que hacía, tenía que ser cuidadosa con como hablaba y trataba a los "bondadosos clientes" como el los llamaba, esa fue su advertencia para no dejarme sin ese trabajo, el único que conseguí después de seis meses de búsqueda, no podía darme el lujo en estos momentos de perderlo porque mi hogar depende de mí, específicamente mi abuelita y lo único que me queda. Después de la muerte de mis padres hace 10 años ella se encargó de mi cuidado y lo hacía verdaderamente bien, estudié en las mejores escuelas compartiendo momentos y amistades maravillosas, fui una niña muy feliz, pero no todo es tan fácil, hace 2 años fuimos estafadas en un negocio que aparentemente generaría muchos frutos y resulto acabando con el poco dinero que nos quedaba, desde ese momento tuve que abandonar la universidad, la carrera que amaba (diseño gráfico) y a los pocos amigos que tenía, nos mudamos a un pueblo lejano llamado Santa clara es verdaderamente tranquilo éste lugar y me permite estar pendiente de mi abuelita, quien ama hacer postres y esculturas en barro, los vende en una plaza cerca de casa, esa mujer es tan dulce y amable que es imposible para las personas resistirse a contribuir con la causa, es como un ángel que va por ahí contagiando su alegría.

Casi doy un grito de alegría al llegar el autobús, subo no sin antes pagarle al conductor y desearle un buen día, pero recibo una mala cara de su parte. En definitiva, él también está teniendo un mal día, recibo el cambio y elijo mi puesto. El trayecto a mi casa dura aproximadamente veinte minutos en los que me distraigo mirando las diferentes cabañas, los colores de la naturaleza, el parque lleno de niños y respirando un poco de aire fresco.

Al llegar a casa escucho música proveniente de la habitación principal, eso solo significa una cosa, hoy fue un gran día para ella, al ver la imagen de una señora de ochenta años bailando emocionada con una gran sonrisa, me lleva a pensar que mi vida no es tan desgraciada que aun hay algo que me mantiene firme, más bien, alguien.

No necesito nada más que su sonrisa para mantener grabado este momento en mi memoria, ella ahí tan feliz y dichosa. Me acerco, le doy un beso en la frente en señal de ternura y ella se abraza a mi cintura.

- ¿Cómo estuvo tu día mi niña? – dice en ese tono dulce que la caracteriza, mientras me mira con preocupación, debe haber notado mi cara de cansancio.

- Abu no tan bien como esperaba, pero nada de lo que debas preocuparte – le digo intentando darle tranquilidad, lo que menos quiero es dañarle el día. – cuéntame, ¿Qué te tiene tan alegre? – pregunto, aunque ya sé su respuesta.

- Imagina mi niña, hoy fue un señor bastante galante terminó comprándome una docena de postres, puedes creerlo, también dijo que iba a recomendar mis postres con varios en su localidad – la miré y sabía que había algo que me ocultaba, su entusiasmo era por algo más, estoy segura.

- Abu, segura que es todo lo que te tiene feliz- le digo con cierta picardía e inmediatamente se sonroja ¡Ja! Lo sabía.

- Esta bien, ese señor tan educado me invitó a tomar un café mañana- sonrió al escucharla, muchos nietos en mi caso estarían enojados y celosos de que sus abuelas quisieran volver a intentar el tan aclamado amor, pero yo no, tengo claro que esa mujer merece volver a vivir todo lo que hace mucho tiempo no podía. Mi abuelo murió hace once años y lo ame con el corazón, pero creo que mi abuela puede volver a enamorarse.

- ¿Por qué no querías contarme? – le pregunto

- Estaba asustada de como ibas a reaccionar, pero acabo de notar que no te desagrada la idea. Tal vez es muy apresurado y sientas que deshonro la memoria de tu abuelo, pero...

En este momento no puedo hacer otra cosa más que soltar una carcajada, ella piensa que puede herir mis sentimientos después de once años de luto, me mira completamente confundida y alza una cena porque seguramente no sabe de qué me río.

- Abu, nunca te reprocharía por algo que sé que te hará feliz, seria egoísta de mi parte así que no te preocupes, solo mantente feliz. – le doy una sonrisa sincera, a lo que ella responde con un abrazo.

Después de hablar un rato mas sobre la cita, decido ir directo a mi habitación, mirar mis redes sociales, escuchar música que me relaje e intentar dormir pensando que mañana será un día mejor y sumamente tranquilo.

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Bueno bueno, chicas y chicos doy inicio a ésta historia que sé que jugará un poco con sus coranzoncitos, pido perdón de ante mano por futuras lágrimas jajjaj..

Recibo todo tipo de consejos amigos <3 

Bendiciones...! 

Fuga de ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora