Muffin de Arándanos (VergilxReader)

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-Oigan, ¿quieren unos muffins?-

No eres la MEJOR panadera del mundo, pero nadie puede resistirse de probar algunos de tus productos. La mayoría de las veces eran pasteles o macarons, ¡pero ahora había hecho muffins! Decidiste probar tus habilidades para hornear haciendo que cada muffin fuera diferente. Fresa para Dante, Menta para Nero, Chocolate para Trish, Vainilla para Kyrie y Arándano para Vergil. 

-___, ¿eras algún tipo de Dios de la cocina en tu vida pasada?- Dante rió mordiendo su muffin de fresa.

-No, realmente no lo fui- Sonreíste ante el cumplido. ¡Todos disfrutaban de sus muffins! Incluso notaron que algunos se daban trozos de sus muffins para ver si cada uno era impecable, ¡y lo eran! Solo había una persona que todavía no había tomado de muffin. Miraste alrededor de la habitación pero no había paradero de él. -¿Alguno sabe donde esta Vergil?- Preguntaste al grupo.

-Me supera- Respondió Dante recogiendo un trozo de fresa y comiéndolo. -Si no esta en su habitación, se ha ido, quién demonios sabe donde- 

Subiste la escaleras cargando el muffin de arándano en tu plato. Si alguien estuviera mirando, pensaría que eras un sirviente a punto de servir a su rey. Sostuviste el plato con una mano y usaste la otra para golpear varias veces la puerta de la habitación de Vergil. Pasó un buen minuto de silencio antes de que escucharas unos pasos y la puerta se abriera de par en par.

-¿Qué?- Dijo Vergil sin ni siquiera saludar primero. Sostuviste el plato y le pusiste una cara adorable.

-¡Te preparé un muffin de arándano!-

Vergil miró el muffin y simplemente dijo -No, gracias-

Eso era ofensivo para ti. ¡Nadie podía resistirse a tus productos horneados! ¿Cómo podría Vergil simplemente decir que no a un muffin tan delicioso y recién sacado del horno? ¡Además era de arándano! -¿De verdad? Bueno, lo hice especialmente para ti. Todos los demás tomaron un muffin. ¡Incluso fui a comprar arándanos solo para tu muffin!- Explicaste pateando ligeramente el suelo en forma de reproche.

Vergil se quedó mirando el muffin antes de mirarte con sus ojos azules que pusieron celosos a los arándanos. -De todos los sabores, ¿por que lo hiciste arándano?- Preguntó con su habitual tono frío e indiferente.

Agarraste la placa de plata con fuerza y la moviste, jugando con el muffin. -¿Qué? ¿No te gusta el arándano?- Murmuraste tratando de ocultar el hecho de que habías cometido un error.

-No- ¡Podrías haber jurado que le gustaba el arándano! -¿Por qué pensaste que lo haría?- Preguntó como si leyera tu mente.

Ahora te sentías avergonzada. ¡Habías adivinado el sabor que les gusta a los demás! Dante obviamente con sus fresas, incluso habías adivinado que a Nero le gusta la menta, ¡y solo lo habías visto un par de veces! Sin embargo, la única persona que no acertaste fue con Vergil, y lo veías como un gran amigo tuyo. Él era la única persona que parecía escucharte cuando algo estaba mal. Escucha, no habla, solo escucha. Tal vez solo te estaba juzgando en su cabeza y repitiendo, tonto humano, una y otra vez. Sin embargo, siempre pensaste que tenían algo en especial... ¡UN POCO! -Es solo que... te pones azul así que...- Honestamente, esa fue la única respuesta que pudiste darle. Nunca lo viste comer algo para divinar que tipo de sabores le gustan, y honestamente, te estabas quedando sin sabores para los muffins. Vergil acaba de levantar una ceja ante tu respuesta. Obviamente, esto no iba de acuerdo al plan. -Está bien...- Suspiraste. -Voy a tomar este muffin de vuelta- Te encorvaste mirando tristemente tu muffin de arándanos desperdiciados. Justo cuando ibas a caer en un estado de tristeza, sentiste una mano en tu hombro. En cuanto levantaste la mirada, te enfrentaste a Vergil, cuyas características ahora eran blandas en comparación con su brillo común.

One Shots of Devil May CryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora