Capítulo 6.

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Alba POV's.

Llegué a mi habitación y me tiré a la cama, no quería saber nada de absolutamente nadie, quería dormir 48 horas seguidas. Esta semana había sido muy dura entre el trabajo y la uni, estaba reventadísima

Hoy por fin era viernes y aunque mis amigas me habían invitado a salir yo no queria hacer nada que involucrara salir de mi casa. Necesitaba descansar y mucho.

Mañana había quedado en desayunar con Natalia y aunque hemos estado hablando por mensajes y llamadas no la había visto desde aquel día en la cafetería y para ser sincera la extrañaba y mucho.

- Hemos llegadooo!.- escuché una voz interrumpir mis pensamientos y me coloqué boca arriba mientras tapaba mi cara con una almohada.

- No estoy para nadie, Juls! Quiero dormir.- el estar sin dormir me ponía de mal humor y esto mis amigas lo sabían.

Tras unos minutos en los que sentía que estaba a punto de dormirme tocaron la puerta.

- Pasa.- me acomodé en la cama y vi a Sabela con un plato de sopa en la mano y una sonrisa se instaló en mi cara.

- Venga cariño, te he traído sopa que había en la cocina y asumí que no la habías visto por el cansancio pero no puedes irte a dormir con el estómago vacío.- colocó una almohada en mis piernas y encima la bandeja.

- Ay Sabeliña, que haría yo sin ti. Gracias.- ella solo sonrió y dejó un beso en mi frente.

Sabela era como mi madre y Julia como mi hermana mayor, sin ellas no se que sería de mi aquí en Madrid. Fueron mi apoyo desde que llegué buscando un piso donde vivir, tras haberme quedado sin nada cuando lo dejé con mi ex, me apoyaron con mi decisión de estudiar y trabajar. Y estuvieron en los momentos en los que más hundida me sentí.

Terminé mi sopa y me preparé para dormir todo el tiempo que esta semana me había robado.

***

Me levanté como un ser humano nuevo y renovado. Tomé una ducha bastante larga para ver si ayudaba a despertarme, me vestí y maquillé un poco. Salí camino hacia el portal de la morena, quería sorprenderla un poco así que la llamé para saber cuanto tendría que esperarla.

Uno, dos...y al tercer tono me contestó.

- Buenos días, señorita. ¿A qué se debe el maravilloso placer de que usted me llame?.- lo dijo con un tono tan serio y anticuado que no pude evitar reír.

- Señorita Lacunza, llamaba para consultarle si piensa dejarme plantada en nuestro desayuno del día de hoy.- me senté en los escalones del portal porque no me apetecía estar de pie.

- ¿Cómo cree usted que sería yo capaz de dejarla plantada? Me ofende, Reche.- me reí un poco por el tono que usaba la morena.

- En serio, Nat, demoras mucho?.- pregunté mientras me abrazaba a mi misma por el frío que hacía...invierno de los cojones.

- Para nada, en cinco minutos salgo para allá, pasa que hoy me tocaba hacer el desayuno a mi y se me ha pasado el tiempo.- escuché como abría y cerraba cajones buscando algo.

- Bueno, Nat, te espero.- imité el sonido de un beso y colgué.

Ahora mismo pensaba que la idea de esperarla en el portal no era tan buena con el frío que hacía. Pasaron más de cinco minutos hasta que escuché que alguien corría por las escaleras.

Cuando Natalia pasó a mi lado para cerrar el portal no notó mi existencia pues iba muy perdida en la canción que sonaba en sus audífonos y que por ende estaba tarareando.

Hasta la raíz || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora