6. ¿Por qué se arrodilla?

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Entré a mi habitación pegando un gran portazo, todo dentro de mí hervía de furia, de ira, de cólera; mi mente me estaba jugando una mala pasada al pensar que esa chica que vino a visitar a Poché era algo más para ella en su vida y debido a que no supo dar respuestas a mis preguntas, provocaba que me enfureciera aún más. Todo estaba yendo tan perfecto, ambas acurrucadas, con bocadillos para poder disfrutar de nuestra primera película juntas, pero ella lo había arruinado.

Me senté enrabiada en la cama, sin evitar lanzar mis almohadas al suelo del berrinche que estaba haciendo, tal vez parecía una niña chiquita peleando porque no le dieron un dulce, pero nada de lo que había pasado me había hecho gracia.

¿Cómo podía venir esa chica a interrumpir nuestro momento? Con su vestimenta provocativa y su cabellera rubia. ¡Que rabia! Sabrá que sensaciones le habrá provocado a Poché verla de esa manera.

Mi pecho subía y bajaba por mi respiración agitada debido a la adrenalina del momento, quería gritar y lanzar todo, nos había costado mucho poder tener un tiempo a solas, pero a ella no pareció importarle.

—¿Quién se cree que es? —hablé para mí misma caminando de un lado a otro en la habitación tratando de obtener respuestas que obviamente no tendría —¡Maldita rubia! —alcé la voz.

Lo que sentía dentro de mí de tan solo imaginar a Poché en brazos de esa mujer era indescriptible, completamente nuevo para mí y sabía malditamente mal.

Caminé hasta el baño y me miré en el espejo de este, examiné mi rostro con detalles para luego empaparlo con agua; me había arreglado un poco para esta noche, nunca lo había hecho y me gustaba mucho el resultado, de alguna forma me importaba verme y parecerle atractiva a Poché, pero al ver a aquella rubia, me di cuenta que no era suficiente, ella se veía hermosa, perfecta, con su cabello lacio y una vestimenta que la favorecía, en cambio, yo estaba con un conjunto muy simple y un cabello secado al aire libre.

Nada comparado con ella.

Y eso solo provocaba que me enfureciera aún más.

—¡Calle! —escuché los golpes en la puerta en mi habitación, bufé porque sabía que era Poché y además que era la primera vez que sentía que no quería verla por el momento —Hermosa, abre la puerta —dijo en tono más dulce —Vamos a ver la película...

—¡Te dije que no me buscaras! —grité de vuelta, estaba segura que mucho de los funcionarios estaban siendo expectante del show que estaba armando, pero no podía evitar actuar así.

Mi cabeza se comenzó a llenar de preguntas sin respuestas, ¿De qué habían hablado?, ¿La habrá abrazado? ¿Será que era muy importante para ella? Y fue en ese momento en donde mi cabeza comenzó a doler.

—Dani, solo fue un momento, ya ves que estoy aquí para pasar la noche contigo —suspiró del otro lado de la puerta —No arruinemos nuestra velada, preciosa —habló y por un momento estaba analizando sus palabras, considerando abrirle la puerta, pero mi rabia era más fuerte en este momento que me negué.

Decidí acostarme en la cama y cubrir mi cabeza con las cobijas, tratando de evitar escuchar su voz.

—Daniela... —siguió insistiendo por tiempo más, solo repetía mi nombre y que quería que habláramos de lo que pasó, pero mi mente se rehusaba a escuchar.

Cerré mis ojos queriendo conciliar el sueño y calmar mi rabia, no daba resultado, al contrario, sentía cada vez más enojo, quería que se fuera, que me dejara en paz por esta noche.

—Descansa, princesa —escuché como susurró con un suspiro en su tono de voz, se notaba triste, pero esto no había sido mi culpa, si ella no hubiese preferido hablar con esa chica, estaríamos disfrutando de esa película y no sé, tal vez nos hubiésemos besado como tanto quería. 

QUIMERA | CACHÉ [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora