3. Lunes de vuelta

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Ése fin de semana alejada de todo terminó y tenía que volver a la misma aburrida rutina de siempre

No quería ir de ninguna manera al instituto, pero mi hermana tan simpática como siempre, me despertó gritando y casi que me lleva a arreglarme arrastrándome.

Me miré al espejo y pegué un salto del susto que me dí al ver mi cara, ojos rojos, ojeras enormes, cara pálida, pelo revuelto y bueno ya se pueden imaginar que no pensaba ir así al instituto, porque sí, estaba muy rota, pero no permitiría a nadie que se metiera en mi vida y se diera cuenta de que lo estaba.

Me quité el pijama, me metí a la ducha y en veinte minutos ya estaba fuera de la ducha. Me desenredé el pelo sufriendo un dolor inmenso, pero era la única manera de ir rápido. Me apliqué acondicionador para mi largo pelo rizado y me fui corriendo a mi habitación con una toalla rodeando mi cuerpo. Me puse la ropa interior, y cogí unos mom jeans con una rotura en una rodilla. Después me puse un jersey canalé negro por dentro de estos, deportivas blancas y, bien, no sé porqué les cuento todo esto, pero sigamos.

Al terminar de arreglarme, cogí unas galletas para desayunar mientras corría hacia la escuela. Tenía 20 minutos de camino y iba a llegar tarde, como siempre, pero mientras corría como una loca, un coche se paró a mi lado y yo pues obviamente no hice caso, pero escuché que alguien salía del coche y me volteé:

- Oye Olivia, sabes que llegarás tarde cierto?- era Jeff, un compañero de clase repetidor, sin más. No era nadie especial para mi, así que no necesita más presentación-.

-Si sigo aquí parada sí, así que chau-dije volviendo a correr-.

-Oye no pienses que voy a correr para hablar contigo- me dijo acercándose un poco-.

-¡¿Qué quieres?!

- ¿Quieres que te lleve?- me dijo sin más levantando las cejas-.

-No estoy de humor para tus bobadas-.

- Anda, sube, encima que soy amable... - yo rodé los ojos y me subí al asiento copiloto esperando a que se subiera y fuéramos de una vez al instituto-.

-Bueno, ¿lista señorita?-dijo Jeff poniendo la llave para arrancar el coche-.

-¡Déjate de bobadas y arranca de una vez!

- Lo que usted mande- me dijo sonriendo y yo solo rodé los ojos mostrando una leve sonrisa en mis labios-.

El camino no se me hizo largo, tampoco corto, Jeff intentó conversar varias veces, pero solo le contesté con palabras simples y sin fijarme ya en la hora, llegamos.

Nos bajamos del coche y antes de irme al aula que me tocaba(a ésa hora íbamos a clases diferentes) le dije sin mirarle casi -Gracias, supongo- y me fui, pero cuando ya estaba subiendo las escaleras el estúpido me paró-.

-Espera- le miré y moví la cabeza para que continuara- dile a tu profesor que no tienes retardo gracias a mi- me dijo y soltó una carcajada-.

Yo solo sonreí sacudiendo la cabeza y me fui rápidamente.

Llegué justo antes de que el profesor pasara lista y me senté a penúltima fila tocando la pared.

Abrí mi aburrido libro de matemáticas y como siempre puse una hoja de papel encima para dibujar en ésa eterna clase.

[...]

Después de tres horas más aburridas que mirar a una pared blanca, sonó el timbré y tocó recreo.

Bajé las escaleras y me fui como siempre bajo los árboles donde nadie me veía ni me molestaba.

Me puse los auriculares, los conecté al móvil y puse a mi querida Billie Eilish. No entiendo porqué cuando paso malas épocas me pongo música triste que me hace estar aún más triste, pero a la vez me relaja poder sentir ésas canciones que me hacen sentir en otro planeta, no sé, las siento demasiado.

¿Puedo volver a sonreir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora